Humane ha pasado en unos meses de ser una enigmática promesa de la IA móvil a convertirse en un caso de estudio sobre todo lo que puede salir mal en un lanzamiento de producto.
Tras el fiasco de su primer dispositivo, el AI Pin, la empresa busca una salida rápida. Concretamente, una venta a HP por 1.000 millones de dólares. Una jugada que no deja en buen lugar a sus fundadores.
Por qué es importante. El debut del AI Pin fue desastroso. Su continuación, con la empresa avisando de que el cargador es defectuoso y podría incendiarse, fue la guinda. No es un fallo del producto, sino del control de calidad y de la ética empresarial.
Humane lanzó un producto a medio hacer para conseguir ingresos rápidos gracias a los 700 dólares de quienes apostaron por ella. La experiencia en la solapa es tan mala como uno podría esperar, algo que ya anticipamos en cuanto lo vimos en el MWC, y ahora busca rentabilizar su actividad con una venta exprés.
Los fallos de Humane.
- Lanzaron el AI Pin de forma precipitada, sin pulir, pese a las advertencias internas. Llegó con problemas de batería, funcionalidad y sobrecalentamiento.
- El control de calidad no estuvo a la altura, el riesgo de incendio de sus cargadores es algo insólito.
- Las proyecciones de ventas no fueron realistas. Una cosa es pasarse de optimista, otra es pronosticar 100.000 ventas y conseguir 10.000, según The New York Times. Y sin contar devoluciones.
- La falta de ética y de transparencia. Usaron a los clientes que apostaron por ellos (700 dólares mediante) como un producto para inflar su valor y buscar un comprador.
Quien escribe estas líneas dijo en noviembre de 2023, antes incluso de que empezasen las ventas, que esta empresa tenía toda la pinta de buscar una venta rápida.
Entre líneas. Los fundadores de Humane presumían de estar creando “el próximo iPhone”. También se compararon con Tesla. Su estrategia ha sido la contraria: prometer en exceso, decepcionar e intentar vender rápido y caro en una huida hacia adelante.
El contexto. Humane ha levantado 230 millones de dólares de inversores de primer nivel, incluyendo a Sam Altman o a Marc Benioff. El producto no ha estado a la altura de las expectativas y ahora buscan la venta a HP.
La moraleja. El caso Humane es un recordatorio, también para la prensa, de los peligros de dejarse llevar por la euforia en torno a startups tecnológicas que prometen revolucionar el mundo antes de enseñar ni siquiera un producto real.
Y de cómo el afán por rentabilizar rápido la inversión puede llevar a descuidar lo esencial: crear algo que aporte valor al cliente.
En resumen. El AI Pin podría haber sido un dispositivo innovador con una propuesta diferente en torno a la IA, pero el ansia por captar fondos y vender rápido llevó a la empresa a lanzar un producto a medio cocer, decepcionar a sus usuarios y destruir la confianza en su marca. Más que “el próximo iPhone”, Humane es un ejemplo de cómo nunca debería obrar una tecnológica.
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