El ataque con misiles que Irán lanzó el martes contra Israel ha hecho algo más que acelerar la escalada de tensión militar en la región, dejando a Oriente Próximo un paso más cerca de una guerra temida desde hace tiempo. En cierto modo, el golpe de Teherán ofreció la enésima demostración de cómo funciona la Cúpula de Hierro, el as en la manga de Israel para esquivar los cohetes enemigos.
Con sus fortalezas. Y debilidades. De hecho, a medida que el Gobierno de Netanyahu abre frentes con Hamás, Hezbolá, Teherán o los hutíes de Yemen e Israel recibe ataques con munición aérea como el de esta semana o el pasado abril, surgen varias preguntas: ¿Cómo de efectivo es el escudo antimisiles? ¿Qué pasaría si los enemigos de Israel sumasen fuerza para atacarlo de forma simultánea?
¿Qué es la “Cúpula de Hierro”? El nombre tiene bastante de dosis de épica, pero deja una idea precisa de en qué consiste el sistema de defensa antiaérea del Estado judío. O cuál es su objetivo al menos. La Cúpula es ni más ni menos que un escudo antimisiles diseñado para interceptar y derribar proyectiles enemigos con un alcance de hasta 70 kilómetros. Para lograrlo se divide en tres partes: radares, un mecanismo capaz de calcular la trayectoria que seguirá el misil y una batería que se encarga de lanzar “interceptores”, cohetes que neutralizan los ataques.
El escudo se desplegó hace ya más de una década, en 2011, tras la guerra con Hezbolá de 2006, cuando el grupo islamista chiita del Líbano atacó a Israel con casi 4.000 misiles. La firma Rafael Advacend Systems, que participó en su diseño, destaca que a lo largo de los últimos 13 años su tecnología, en la que incluye los sistemas I-Dome y C-Dome, ha permitido unas 5.000 intercepciones.
Para zonas pobladas… y estratégicas. Se calcula que hay baterías de la Cúpula de Hierro repartidas por todo Isarel y que cada una dispone de entre tres y cuatro lanzadores dotados a su vez de una veintena de misiles interceptores Tamir.
¿Su capacidad? Cada radar es capaz de seguir hasta 1.100 proyectiles a la vez en un radio de hasta 70 km2 y cada una de las diez unidades del sistema puede defender un área de hasta 150 km2. Eso sí, la Cúpula solo blinda ciertos enclaves del país. Su propósito es rastrear los proyectiles enemigos con más probabilidades de alcanzar áreas pobladas o los “activos críticos” de la nación, como bases militares.
Efectivo, pero… ¿Infalible? La Cúpula de Hierro resulta efectiva, pero no alcanza una eficacia infalible del 100%. Quedó claro el martes cuando Teherán lanzó un ataque con 180 misiles contra Israel que obligó a activar las alarmas en grandes ciudades como Jerusalén o Tel Aviv. Si bien una parte de esos proyectiles acabaron interceptados (y neutralizados) por el escudo, algunos llegaron a Israel. En Teherán sacan pecho. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, aseguraba ayer que su ofensiva ha demostrado que la cúpula es “más frágil que el cristal”.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán asegura que el 90% de los proyectiles alcanzaron sus objetivos. Israel replica que su escudo logró interceptar la mayoría de cohetes. Lo cierto es que todo indica que los daños causados por el ataque iraní fueron menores. Se habla de un solo fallecido, un palestino de 38 años alcanzado por los restos de un misil y que fue enterrado ayer en Cisjordania.
Una eficacia del 90%. Esa es la “tasa de éxito” de la que presume la compañía militar Rafael y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que destacan que la Cúpula de Hierro logra destruir el 90% (o incluso más) de los proyectiles enemigos. “Es el sistema más utilizado del mundo, intercepta más de 1.500 objetivos con una tasa de éxito superior al 90% desde que se implementó en 2011”, subraya la empresa aeroespacial y de defensa RTX Corporation, con sede en Virginia, EEUU.
El porcentaje es desde luego elevado, pero confirma que el sistema no es infalible, como quedó patente durante los ataques con cohetes lanzados por Irán el martes o en abril, cuando Teherán envió a Israel alrededor de 300 drones, misiles balísticos y de crucero en respuesta a un supuesto ataque israelí a su embajada en Siria.
“El ataque de abril los misiles balísticos que Irán lanzó sobre Israel tuvieron una tasa de éxito en atravesar las defensas, no en impactar sobre el objetivo. Entre el veinte y pico y treinta por ciento de los misiles que llegaron sobre el suelo israelí consiguieron impactar. Por tanto, están lejos de ser efectivos. Aun así derribar entre el 70 y 80% es un logro técnico muy importante”, explicaba ayer a El País Guillermo Pulido, analista de defensa de la revista Ejércitos.
Una cuestión “polémica”. No es fácil hablar de la eficacia de la Cúpula de Hierro porque, recuerda a Euro News el experto Jean-Loup Samaan, los análisis se basan sobre todo en estimaciones y datos aportados por el propio Gobierno israelí.
“Hasta ahora lo que ha dicho es que la eficacia es bastante alta. Se ha hablado de una tasa de intercepción del 90%, pero la pregunta es ‘qué significa exactamente esa tasa'”, reflexiona el experto en Oriente Próximo, que recuerda que el escudo se centra solo en los proyectiles dirigidos a zonas urbanas u objetivos sensibles. “Si se lanza un cohete desde Gaza a una zona despoblada, el sistema no se activará, por lo que es difícil decir exactamente qué hay tras esa tasa de efectividad del 90%”.
¿Y a nivel estratégico? Esa es la gran pregunta que deja botando Samaan. Más allá de su porcentaje de eficacia, de si se aproxima más o menos al 90%, lo que está claro es que la Cúpula no ha evitado que los enemigos de Israel sigan recurriendo a ataques con misiles. Es más, el experto recuerda que en octubre de 2023, al inicio del actual conflicto en Gaza, Hamás disparó un número notable de proyectiles. En abril Irán desplegó alrededor de 300 y el martes activó otros 200. “Esto nos indica que la Cúpula puede ser eficaz operativamente, pero estratégicamente no disuade”.
¿Y en caso de un gran ataque? La siguiente pregunta, a la vista de la tasa de éxito reconocida por el propio fabricante de la Cúpula y el FDI o la capacidad del sistema, es… ¿Qué pasaría si los diferentes enemigos del Israel, Hamás, Hezbolá, Irán o los hutíes de Yemen, sumasen fuerzas para un ataque conjunto?
El año pasado la Fuerza Área de Estados Unidos calculaba que Irán disponía de “más de 3.000” misiles balísticos, Hezbolá cuenta también con un sólido arsenal integrado por miles de proyectiles, aunque compuesto sobre todo por pequeños cohetes de artillería tierra-tierra, muchos sin guía. Sea o no así, el grupo militar libanés asegura que es capaz de alcanzar todas las zonas de Israel.
En Cuanto a Hamás, la propia FDI aseguraba en un informe de 2014 que “las organizaciones terroristas en la Franja” disponen de 10.000 cohetes, incluidos misiles de largo alcance, como el M-302. “Hamas controla 6.000 de estos”.
Más allá de la Cúpula de Hierro. La Cúpula es solo parte del sistema de defensa aéreo de Israel. Además del apoyo que le puedan prestar aliados como EEUU, que el martes envío tres escuadrones de aviones de combate a la región justo antes del ataque iraní, el escudo antimisiles del Estado judío se compone de varias capas. La Cúpula, probablemente la más popular, está pensada para los cohetes de corto alcance y proyectiles a distancias de entre cuatro y 70 km.
Otro de sus sistemas es el bautizado como Honda de David, enfocado en los ataques de largo alcance, misiles de crucero y balísticos. La BBC precisa que está diseñado para una distancia de hasta 300 km. La tercera capa sería la formada por los sistemas Arrow 2 y Arrow 3, centrados en misiles balísticos de mediano y largo alcance, manejando distancias de hasta 2.400 km. Habría una capa extra, prevista para 2025, un sistema con láser para los ataques de hasta siete kilómetros.
La otra clave: el (gran) gasto. Habría otra clave más, a mayores del diseño o la tasa de éxito del sistema defensivo, su coste. La eficacia de la Cúpula quizás pueda ser “polémica”, como señala Samaan, lo que está claro es que su uso no es barato. Se calcula que cada uno de los misiles Tamir que usa para neutralizar los ataques enemigos cuesta 50.000 dólares. Una cantidad nimia en cualquier caso si se compara con los misiles Stunner que usa la Honda de David, con un precio unitario, precisa la cadena BBC, de alrededor de un millón de dólares.
Hay fuentes que apuntan que algunos de los interceptores israelís alcanzan un coste mayor. Un informe del Congreso de Estados Unidos muestra que el país ha contribuido con alrededor de 3.000 millones de dólares a las baterías de la Cúpula de Hierro, sus interceptores y los diferentes costes, incluido el mantenimiento.
Esta información pertenece a su autor original y se encuentra disponible en: https://www.xataka.com/magnet/israel-tiene-arma-defensa-antimisiles-cupula-hierro-excepto-todos-sus-enemigos-atacan-a-vez