Los autores, que presentaron los resultados el mes pasado en la conferencia anual de la Asociación de Alzheimer, consideran que la liraglutida quizá actúe de varias maneras, entre ellas reduciendo la inflamación del cerebro y disminuyendo la resistencia a la insulina.
Heather Snyder, vicepresidenta de relaciones médicas y científicas de la Asociación de Alzheimer, declara que los resultados son emocionantes, aunque serán necesarios ensayos más amplios para confirmar este efecto protector. “Este es en realidad el primer estudio en el que hemos visto un indicio de este beneficio para las personas”, afirma.
Y los efectos neuroprotectores tal vez se extiendan también a la enfermedad de Parkinson. Un antiguo fármaco para la diabetes de la familia de los GLP-1, la lixisenatida, pareció retrasar la progresión de los síntomas en un pequeño estudio realizado en Francia con 156 pacientes. En los resultados publicados en abril, los participantes con Parkinson en fase inicial a quienes se administró el medicamento durante un año no observaron que empeoraran los síntomas motrices, como temblores, problemas de equilibrio, lentitud y rigidez. Los que recibieron un placebo, mientras tanto, experimentaron un deterioro durante el mismo periodo.
La próxima oleada de medicamentos contra la obesidad podría ayudar a la gente a perder más peso y hacer que algunas empresas farmacéuticas se llenen de dinero.
Beneficios adicionales de Ozempic y otros medicamentos GLP-1
Dado que los fármacos GLP-1 interactúan con el cerebro y parecen frenar las ansias de comer, los científicos se preguntan si estos medicamentos harían lo mismo con las sustancias adictivas. Partes del cerebro implicadas en las conductas alimentarias también están involucradas en el consumo de alcohol y drogas. En ratones, se ha demostrado que la semaglutida disminuye las ganas beber de alcohol compulsivamente, y algunas personas que usaron el activo y otros medicamentos GLP-1 manifiestan haber bebido y fumado menos.
En 2019, investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania querían comprobar si esta clase de medicamentos ayudaría a atenuar en personas con trastorno de consumo de opiáceos a disminuir su deseo por hacerlo. En experimentos con ratas, demostraron que los fármacos GLP-1 conseguían reducir el comportamiento de búsqueda de fentanilo y la recaída en la heroína. El grupo puso en marcha un estudio piloto con 20 participantes que vivían en un centro residencial de tratamiento. A la mitad se les administró el medicamento GLP-1 liraglutida, y la otra mitad recibió un placebo. La medición del deseo de consumir sustancias suele ser complicada, por lo que los investigadores emplearon una aplicación para smartphones que sondeaba a las personas cuatro veces al día para preguntarles por sus ganas de hacerlo, así como por su estado de ánimo y sus niveles de estrés.
Cuando finalizó el estudio de tres semanas, los investigadores descubrieron que a quienes se les administró el medicamento GLP-1 informaron de una reducción del 40% en el antojo de opiáceos, en comparación con los que recibieron el placebo. El estudio no realizó un seguimiento de los participantes después de que abandonaran el centro residencial, por lo que no se sabe si el fármaco redujo de verdad su consumo de opiáceos. Ése, por supuesto, es el resultado principal, ya que muchas personas que se recuperan inicialmente de la adicción sufren una recaída.
Patricia Grigson, catedrática de Ciencias Neuronales y del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania, quien dirigió el estudio, explica que los fármacos GLP-1 aparentemente bloquean la señal que se libera en el cerebro tras comer o tomar una sustancia adictiva. “Parecería que simplemente anulan esa señal de recompensa”, añade. Grigson presentó los hallazgos en la conferencia de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia a principios de este año. El próximo ensayo de su grupo sobre la semaglutida se realizará en 200 personas que reciben tratamiento para la adicción a los opiáceos, y tienen previsto empezar a reclutar participantes para ese estudio este otoño.
Con tanta gente recurriendo a los medicamentos GLP-1 para perder peso, pronto se aclararán sus otras ventajas para la salud, así como las respuestas sobre cómo actúan exactamente en el organismo. Grigson opina que los fármacos más nuevos, como la tirzepatida, así como otros aún en fase de desarrollo, tal vez funcionen incluso mejor que los medicamentos previos. “Si parecen seguros, hay que probarlos”, subraya. “Y cuanto antes, mejor”.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.
Esta información pertenece a su autor original y se encuentra disponible en: https://es.wired.com/articulos/investigaciones-sobre-beneficios-de-ozempic-se-estan-multiplicando