Durante años he sido un entusiasta de las aplicaciones de terceros que mejoraban mi experiencia deportiva con el Apple Watch. Con Athlytic, luego reemplazada por Bevel, a la cabeza. Aunque había bastantes más. Esas son aplicaciones estupendas para analizar nuestra carga de entrenamiento y capacidad de afrontar un esfuerzo en cada momento.
HealthFit tiene un componente similar, aunque se enfoca en métricas mucho más académicas y científicas, sin traducciones a algo fácil de entender para cualquiera como hacen las antes mencionadas.
Las novedades que ha introducido Apple en las últimas versiones de iOS y watchOS han hecho que el panorama haya cambiado mucho. watchOS 11 en particular marca un antes y un después, y muchas de esas aplicaciones han dejado de resultarme imprescindibles tras años siéndolo.
El cambio principal es la nueva función ‘Carga de entrenamiento’. Tras cada sesión, el Apple Watch pide que califiquemos el esfuerzo percibido en una escala del 1 al 10. Es un dato subjetivo que se combina con las métricas objetivas (frecuencia cardíaca, duración, etc.) para calcular la carga acumulada. Es preciso y conveniente.
De esta forma podemos entender, viendo el promedio de la última semana frente a las últimas cuatro semanas, si estamos yendo a más, a menos, si nos estamos sobreentrenando, etc.
La aplicación Vitals es otro puntazo. Reúne en un solo lugar las métricas nocturnas relevantes, y las muestra para que entendamos de forma sencilla dónde se ubica cada una respecto a nuestros valores habituales.
- Frecuencia cardíaca
- Respiración
- Temperatura
- Oxígeno en sangre
- Duración del sueño
No solo muestra los valores, sino que los compara con nuestra línea base y nos alerta si hay algo fuera de lo normal. Como un panel de control de nuestra salud.
Los entrenamientos personalizados que llegaron con watchOS 10 son aún más versátiles. podemos diseñar sesiones de intervalos complejas, o un duatlón completo, todo desde la aplicación nativa. Y las indicaciones hápticas del reloj nos guían durante la actividad.
No es que todo sea perfecto, hay métricas avanzadas que no están en esas aplicaciones nativas, que siempre buscan resultar versátiles sin parecer hostiles. Aplicaciones como HealthFit siguen teniendo su espacio. Pero pueden ser usadas de forma puntual, para análisis específicos.
Lo que más valoro de esta evolución es cómo Apple ha integrado funciones avanzadas sin comprometer la simplicidad. La interfaz sigue siendo intuitiva y fácil de usar, pero con mucha más potencia bajo el capó. Es como si hubiesen escuchado nuestras exigentes peticiones sin asustar a los principiantes.
Otra mejora que tiene su punto, aunque a mí no me resulte tan relevante, es la opción de pausar los anillos de actividad, para los adictos a las rachas que no quieren verlas interrumpidas por una enfermedad, unas vacaciones o un necesario descanso. También se pueden ajustar los objetivos (calorías quemadas, minutos de actividad…) en función del día de la semana.
En esa misma línea está la detección de sueño, que por fin es automática y no requiere que habilitemos el modo Sueño o una programación horaria concreta. Hasta detecta las siestas. Esto hace menos necesaria otra aplicación externa como AutoSleep.
iOS 18 y watchOS 11 han subido el listón del Apple Watch en salud y deporte. Las apps de terceros siguen teniendo su espacio para ciertos nichos o para usuarios muy avanzados, pero la experiencia nativa es más completa para satisfacer a la gran mayoría.
De paso, ha reducido la brecha con los relojes más deportivos y menos generalistas, como los Garmin, Suunto y compañía. Siguen siendo mucho más dedicados, pero el Apple Watch Ultra ha recortado distancias.
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