Para un superrico como Warren Buffett o Bill Gates, con patrimonios por encima de los 100.000 millones de dólares, lo más sencillo es donar parte de su fortuna en acciones o en efectivo. Sin embargo, es posible que a los millonarios les cueste un poco más donar sus superyates a la ciencia.
Una nueva iniciativa llamada Yatch for Science busca que los millonarios propietarios de superyates cedan sus embarcaciones cuando no las usen para realizar estudios marinos.
La investigación marina no es un lujo. Pocos científicos pueden presumir de haber pasado casi dos años surcando el Caribe a bordo de un superyate. Sin embargo, esta ravesía a bordo del Archimedes, un superyate de “aventura” con 68 metros de eslora, Robert Brewin, profesor titular de la Universidad de Exeter (Reino Unido) publicar un estudio sobre el microplancton y otros organismos de la base alimentaria marina estudiando el color de las aguas.
En esa publicación, el profesor destacaba que la comunidad científica podía sacar mucho provecho del uso de los superyates y la tecnología a bordo de estas embarcaciones “[…] llegar a ciudadanos ricos puede ayudar a los científicos a completar los vacíos en la capacidad de investigación”.
Los dueños de yates empiezan a implicarse. Los dueños de yates como el Archimedes comienzan a concienciarse de la importancia de sus embarcaciones en las investigaciones científicas. Tom Peterson es propietario del Valkyrie, un yate de 24 metros de eslora que ha donado entre 15 y 20 días a un equipo científico, corriendo además con los costes de combustible. “Hay una satisfacción personal de que estamos contribuyendo a algo que es más grande que nosotros”, declarael millonario a Fortune.
Intermediarios entre millonarios y científicos. Cada vez hay más entidades vinculadas al ámbito de los superyates de lujo, concienciando a sus usuarios para que cedan sus embarcaciones para fines científicos. Una de ellas es el selecto Yatch Club de Mónaco y EYOS Expeditions que se ofrecen como intermediarios entre propietarios de superyates y equipos de investigación científica.
“Si un yate está operando los 365 días del año, en lugar de tenerlo inactivo durante meses, sería mucho mejor que contribuyera con un retorno positivo a través de la ciencia y la conservación”, afirmaRob McCallum, fundador de EYOS Expeditions a Bloomberg.
Hay un problema, investigar también contamina. Junto a los jets privados, los superyates son los que más contribuyen a la huella de carbono de los millonarios, según una investigación de la Universidad de Indiana, copando el 64% de la suma de emisiones contaminantes de las 20 mayores fortunas del mundo. Un estudio de 2019 calculó que un solo yate de lujo de 71 metros de eslora contamina el equivalente a 200 coches al año.
Incrementar la actividad de estos barcos también incrementaría las emisiones de CO2 a la atmósfera. Sería una ironía que, para salvar el que, según Naciones Unidas y la comunidad científica, es el mayor sumidero de CO2del planeta, haya que incrementar las emisiones de CO2. Según un estudio publicado en la revista Science, los oceános han absorbido cerca del 30% de las emisiones de CO2 del planeta generadas entre 1994 y 2007.
Pocos barcos y mucho mar. Los recursos para investigación marítima son muy escasos debido a su alto coste. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) es uno de los principales organismos de investigación marítima y solo dispone de una flota de 15 buques para dar cobertura a las miles de peticiones de investigaciones científicas.
El organismo recibe peticiones por el equivalente a 20.000 días de navegación en sus barcos al año (cada expedición combina varios equipos de investigación), pero de media solo puede satisfacer el equivalente a 2.300 días de los solicitados.
Contar con más barcos agiliza la evolución de las investigaciones, además de contribuir a aligerar la carga del mantenimiento de esos superyates. Los científicos admitidos en las misiones de la NOAA deben cubrir unos gastos diarios totales que oscilan entre los 20.000 y los 100.000 dólares por día de navegación. Si un millonario cede su yate, se ahorraría esos gastos de amarre y mantenimiento con un coste menor para los investigadores.
Imagen | Unsplash (Karl Callwood), Feadship
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