Las diferencias entre los rostros de los ricos y de los pobres son claramente visibles, según la ciencia

Los rostros no solo expresan emociones, sino también delatarían el estatus social de las personas. Estudios recientes aseguran que la percepción de riqueza o pobreza puede surgir solo con ver la cara de alguien.

Según CNBC Indonesia, un estudio de la Universidad de Toronto utilizó fotografías de 160 participantes, mitad ricos y mitad de clase trabajadora y mostraban expresiones neutras y sin accesorios. Sorprendentemente, un 68% de las personas encuestadas identificaron correctamente la clase social del retratado, aunque no supieran explicar cómo lo lograron.

La investigación, publicada en el Journal of Personality and Social Psychology, reveló que los rostros de las personas adineradas suelen parecer más felices y menos ansiosos que los de aquellas con menos recursos económicos. Estas características faciales tienden a asociarse inconscientemente con la riqueza, lo que refuerza los estereotipos en la percepción social.​

Rasgos físicos y la percepción de estatus

Un estudio más reciente de la Asociación Estadounidense de Psicología amplió esta investigación al utilizar modelos generados en 3D para explorar cómo los rasgos faciales influyen en los juicios sobre clase social. Los rostros más largos y estrechos con comisuras de los labios hacia arriba, cejas levantadas y tonos de piel más cálidos se asociaron con clases sociales altas. Por otro lado, los rostros más anchos, planos y con comisuras hacia abajo se vincularon con clases más bajas.

Además, los rasgos relacionados con la riqueza, como la competencia percibida y la confiabilidad, también influyen en estos juicios. «Cuando una cara parece más competente, es más probable que sea juzgada como perteneciente a alguien de clase alta«, explicó la investigadora R. Thora Bjornsdottir, líder del primer estudio realizado en 2017.

Las implicaciones sociales de juzgar por el rostro

Aunque estos hallazgos son sorprendentes, cabe mencionar que podrían tene implicaciones sociales relacionadas al clasismo. Como señaló Nicholas O. Rule, coautor del estudio, la habilidad de identificar clases sociales a partir del rostro puede reforzar los ciclos de pobreza.

«Las personas con rostros percibidos como ricos pueden recibir un trato preferencial, mientras que aquellas percibidas como pobres podrían enfrentar barreras en oportunidades laborales y sociales»

En un contexto más amplio, estas percepciones alimentan estereotipos que perpetúan las desigualdades. Por ejemplo, las caras con rasgos asociados a la pobreza son vistas como menos confiables, lo que puede afectar la contratación y el acceso a recursos esenciales​.

El papel de los estereotipos en la percepción de clase

Los estudios también resaltan cómo los estereotipos culturales moldean nuestras percepciones. Según la investigación de Kiebler y Stewart, las personas de clases privilegiadas tienden a identificar el estatus social basándose en señales simbólicas, como la expresión facial o la postura, mientras que aquellos de clases menos privilegiadas se enfocan más en aspectos materiales.

Esto coincide con teorías como la de Pierre Bourdieu sobre el capital cultural encarnado, que sugiere que las señales sociales están profundamente integradas en nuestra apariencia y comportamiento. Estos rasgos no solo reflejan nuestra realidad económica, sino que también legitiman las jerarquías sociales existentes.

Es importante señalar que la percepción de clase basada en el rostro no es universal. Como subraya Bjornsdottir en el primer estudio, estas asociaciones pueden variar según la cultura y el contexto social. Por ejemplo, mientras que en algunas sociedades la tez clara se asocia con la riqueza, en otras culturas estos rasgos pueden tener diferentes significados.

Esta clase de investigaciones pueden ser una curiosidad científico, pero también son un reflejo del juicio de la sociedad por la apariencia, pero también de como los estereotipos ayudan a perpetuar la desigualdad.