La historia detrás de Tubi, el servicio de streaming que crece como la espuma

«Todo el mundo jugaba a eso», dice Parlapiano, «y era una carrera hacia el fondo para alcanzar a Netflix».
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Tubi fue fundada en 2014 por Farhad Massoudi, un ingeniero licenciado por la UC Berkeley, como una plataforma ad-tech para que los estudios pudieran monetizar sus contenidos. El objetivo, al menos tal y como Massoudi lo concibió al principio, era crear una infraestructura de backend para que los estudios tuvieran su propio socio de streaming.
Pero Massoudi se dio cuenta de que ampliar esa versión de su negocio, que entonces se llamaba AdRise, sería demasiado difícil. Así que se decantó por un producto agregado de marca blanca a través de acuerdos de licencia. En aquel momento, Netflix estaba disfrutando del éxito de House of Cards y Orange Is the New Black, series originales que marcaron un nuevo hito para los streamers. Massoudi pensó que las licencias podían ser el pan de cada día de Tubi. Quería que fuera la primera verdadera apuesta de la empresa como servicio de streaming en el mercado, con un enfoque específico en contenidos de bajo costo para mantener los beneficios saneados. Y ese fue el modelo durante ocho años.
A finales de 2022, cuando la era de Peak TV llegó y se fue, Massoudi se vio acosado por cuestiones de expansión. ¿Qué representaba Tubi? Dónde podía labrarse un camino único para competir en un ecosistema abarrotado que ahora incluía tanto a los principales actores: Apple TV+, Amazon, Hulu, así como a docenas de streamers especializados, como Shudder y Zeus. La guerra del streaming pronto terminaría; ¿cómo se posicionaría Tubi en la era que se avecinaba?
Al igual que YouTube, Tubi adoptó un modelo favorable a los creadores. Desde el punto de vista de los productores de contenidos, era «muy complaciente», afirma J. Christopher Hamilton, profesor adjunto de Comunicación en la Universidad de Siracusa, quien anteriormente trabajó como ejecutivo de entretenimiento en Paramount Global y Warner Bros. Discovery. Fueron los telespectadores negros, señala Hamilton, quienes introdujeron Tubi a un público más amplio durante su cambio de marca. «Por eso, en gran medida, Tubi ha podido acumular cierto impulso en comparación con algunos de sus competidores».
En 2023, varias películas granuladas y mal rodadas encontraron un público apasionado en TikTok y X. Las películas (con títulos burlones como Amityville in the Hood y Cocaine Cougar) se hicieron virales en las redes sociales gracias a una cohorte de creativos, muchos de ellos de la zona de Detroit. Todos los proyectos se autofinanciaron. «Tubi no es solamente un servicio de streaming para disfrute de los aficionados», escribió el periodista Phil Lewis sobre la tendencia, «se ha convertido en una salida para que los cineastas negros independientes muestren su arte».
Y así, sin más, todos los ojos estaban puestos en Tubi
Fox tuvo un ascenso muy similar en cuanto a su programación. «Cuando Fox se lanzó empezó distribuyendo contenidos dirigidos a los negros que estaban impregnados de la comunidad», añade Hamilton. Tubi fue adquirida por Fox en 2020 por 440 millones de dólares y, en junio de 2023, Massoudi había abandonado la empresa. «Gran parte del éxito de la cadena se produjo gracias a la programación negra y a las audiencias negras. Una vez que alcanzaron cierto nivel de éxito, pasaron a una demografía más acomodada, la de los hombres blancos. Ahora la jugada es muy parecida».
En la actualidad, Tubi tiene algo a lo que los streamers suelen renunciar en nombre de una programación de prestigio y gran presupuesto: la saturación total. Para bien o para mal, tiene presencia.
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