sus hijos no heredarán su fortuna

Al hablar de personas millonarias, podemos llegar a pensar en magnates con autos de lujo y mansiones. Contrario a dicha creencia popular, dentro de este pequeño sector de la población hay quienes han adoptado un estilo de vida más austero. Los llamados millonarios de bajo consumo prefieren alejarse de condiciones de vida estrafalarias, como ejemplo podemos mencionar al joven Timothy Armoo.

En este mismo sentido, también existen aquellos millonarios que no solo siguen esta tendencia, sino que le agregan un plus a su filosofía de no vivir entre joyas: no heredar su fortuna. Lo anterior dado que prefieren donarla en lugar de dejarla en manos de herederos que no han hecho nada por ganársela. En este rubro se encuentran Bill Gates, Warren Buffet y el propio Ken Fisher.

11,000 millones y conduce un Volvo

Con un patrimonio estimado en los 11,200 millones de euros, según Forbes, Ken Fisher es el ejemplo perfecto de ambos casos atípicos dentro de las altas esferas del poder. Gracias a Fisher Investments, empresa perteneciente al sector de servicios financieros, comenzó a hacerse de su fortuna desde 1979. No obstante, Fisher se encuentra muy lejos de la ostentación y los lujos.

Como contó durante una entrevista para The Telegraph, aún conduce un viejo Volvo de hace 25 años. De hecho, en sus palabras, aseguró no tener ropa elegante e incluso podría vivir en una casa en un árbol. Tal enfoque lo adquirió desde la enseñanza de su padre quien le inculcó la idea de ganarse las cosas por cuenta propia.

«Era un gran tipo. Cuando yo era joven me decía: ‘No te daré dinero, pero te daré todo el tiempo que quieras’. Me dijo que él había pagado los estudios universitarios de mis dos hermanos mayores, pero que yo tendría que hacerlo por mi cuenta. Aprendí que necesitaba competir en el mundo«.

Ken Fisher.

«El dinero es un medio, no un fin». El razonamiento de Fisher ejemplifica el método que lo llevó a la cima. Su imperio financiero, iniciado con apenas 250 dólares, se ha posicionado como una de las mayores gestoras de activos a nivel global. A pesar de ello, Fisher continuará la línea de su padre al dejar en claro que sus hijos, si bien «no pasarán hambre», no heredarán una suma excesiva.

«No quiero que tengan tanto dinero que no tengan que volver a trabajar nunca más, para poder consumir drogas, ser despilfarradores y divorciarse 15 veces. Creo que trabajar es terapéutico. Mucha gente no lo entiende porque no les gusta lo que hacen, pero creo que trabajar es bueno para ti».

Como hemos dicho, la idea de no heredar el imperio a los hijos no solo no es nueva, sino que tampoco es única. Otro gran ejemplo es el propio fundador de Ikea, Ignvar Kamprad, quien falleció en 2018. Aunque fue dueño de una de las mayores cadenas comerciales del mundo, sus 54,000 millones de euros no cayeron en su totalidad a sus hijos, más bien, fueron destinados a una fundación holandesa.

Ahora, si lo pensamos un poco, cualquiera de nosotros hubiera aceptado unos cuantos euros por parte de Kamprad.