¿Te engañó un falso producto alimenticio viral? Has sido víctima de snackfishing

La cuenta de Benji era agresivamente directa: iba a las tiendas y hacía fotos de nuevos alimentos. «Pero entonces llegó la cuarentena, e ir al supermercado y manipular comida no se veía muy bien», recuerda. Así que en vez de estar acariciando comida, empezó a hacerla. Tras seguir una receta en internet de Nutella de chocolate blanco, Benji empezó a preparar diferentes cremas de chocolate para untar todos los fines de semana; online, lo llamó Spread Saturday. Autodidacta de Photoshop, Benji también hacía etiquetas falsas para sus creaciones. Pero un día, una empresa a la que imitaba le envió un mensaje: “Oye, ¿puedes decir que no es real, por favor? ¡Estamos recibiendo muchos mensajes pidiendo comprar esto!”.
Y así nació el snackfishing. «En cierto modo, quería engañar a la gente en internet», admite Benji. «No voy a fingir que no era eso». Pero en Zoom, Benji no es ni remotamente un troll; tiene un trato amable, anteojos y lo que parece una acogedora chaqueta polar. Cuando el mundo salió de la cuarentena, Benji empezó a poner sus invenciones en las tiendas, grabándose a sí mismo mientras los agarraba de las estanterías. Al principio, los amigos y la familia de Benji se quedaron perplejos: «¿Estás bien? ¿Es normal que hagas esto?». Pero pronto estuvieron de acuerdo, y su madre y su abuela lo llevaron a una afternoon tea cuando alcanzó los 200,000 seguidores.
Hoy en día, Benji añade advertencias a cada publicación («¡ESTO NO EXISTE!») para evitar que la gente se sienta frustrada y para mantenerse en el lado correcto de los conglomerados multinacionales. También publica noticias «snacksclusivas» sobre próximos snacks reales que se han filtrado en internet, lo que no les gusta tanto a las marcas (algunas de las cuales le han enviado notificaciones de cese y desistimiento).
Cuando a Benji se le ocurre una idea para un nuevo snack, a veces la photoshopea por completo, pero si cree que es posible, se sienta y la prepara de verdad. Ha comido Pringles bañadas en Milkybar («¿en qué tienda están?», preguntó un seguidor). Sueña con hacer algún día su propio libro de recetas de snackfish, pero el «verdadero sueño» sería que una empresa le diera vida a un snackfish. «Sería genial, algún sabor tonto que se me haya ocurrido a mí y que, de repente, todo el mundo pudiera probar».
En última instancia, puede que la kétchup transparente y la Nutella de limón nunca existan, y probablemente el snackfishing no haga rico ni famoso a Benji, que no ha ganado dinero con su cuenta. Aun así, no le importa. «No quiero que se sienta como un trabajo; me encanta hacerlo», asegura, y señala que su «día a día son los números», por lo que crear alimentos falsos le brinda una salida creativa. «Para mí es solo un pequeño pasatiempo. Mientras me divierta haciéndolo, soy feliz».
Este artículo apareció por primera vez en la edición de enero/febrero de 2025 de WIRED UK. Publicado en WIRED. Adaptado por Andrea Baranenko.
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