Disney posiblemente solo quería vender juguetes, pero con la nueva versión de Lilo y Stitch acaban de conseguir el gran golpe de 2025

Desde 2002 hemos visto decenas, sino es que cientos, de estantes con gorras, playeras o chamarras estampadas con el mismo personaje. Y ni qué decir de los miles y miles de peluches. Por donde lo queramos ver, Stitch es un fenómeno dentro de la mercadotecnia. Este alienígena peludo y azul es, sin duda, la «gallina de los huevos de oro» en cuanto a ventas de productos Disney. Y su nueva película lo confirma.

Es sabido que el remake live-action de Lilo & Stitch no es más que un producto pensado para generar ganancias a la compañía, tanto a nivel de taquilla como en merchandising. Sin embargo, aunque dicha intención no se disimula, a Disney le funciona. La popularidad del personaje, más de 20 años después de su debut, lo ha consagrado como el gran golpe de 2025: ya rebasa los mil millones de dólares de recaudación.

Con más de 1,001 millones de dólares en la taquilla global, Lilo & Stitch se ha convertido en la primera película de un estudio de Hollywood en superar dicha cifra este año. Es decir, ninguna otra película estadounidense ha logrado el mismo hito en las salas de cine en lo que va del 2025.

Sí, puede que muchos ya se hallan enterado de esta noticia, pero lo relevante aquí es cómo un personaje que durante dos décadas solo ha sido la imagen de juguetes y productos para niños, vuelva a todo lo grande a los cines. Capaz de cautivar a las masas, Stitch pasó de ser un «bicho raro» a un titán dentro de la compañía.

Si lo pensamos, esto puede deberse a dos generaciones: los Gen Z y los Alpha. Quienes crecimos durante la primera década de los 2000, evidentemente Stitch es un símbolo de nuestra infancia. Era claro que este mismo sector poblacional abarrotara los cines por querer ver la nueva versión en la pantalla más grande posible.

Por otro lado, quienes también crecieron en esos años, muchos de ellos ya tienen hijos. Entonces ese enfoque de «querer llegar a nuevas generaciones» era evidente, al tomar en cuenta que los nuevos padres son los propios fanáticos del personaje. A lo mejor quisieron inculcar el mismo gusto o simplemente pasar un buen rato en familia.

Si tomamos en cuenta que el diseño tan reconocible del pequeño alien resulta fascinante a la vista, no es de sorprender entonces que tanto pequeños como grandes quieran no solo un peluche o juguete, sino, reiteramos, verlo en pantalla grande. Simplemente, su espontaneidad y travesuras son un factor atractivo para las infancias.

Ahora bien, tampoco podemos dejar de lado otro punto clave para el éxito del filme: la campaña de marketing. Desde su lanzamiento, Disney ha sabido mantener viva la franquicia a lo largo de los años mediante secuelas, series de televisión, una amplia gama de productos y su constante presencia en parques temáticos.

Volvemos a lo mismo, la atenuante exposición no solo logró conquistar a nuevas audiencias, sino que también ha creado un puente generacional. Ello permitió que quienes vieron el lanzamiento de la película animada, compartieran su fanatismo por ella con sus propios hijos. Eso sí, tampoco se salvó de la «funa» al cambiar el eje central de la historia: la familia.

Pero bueno, de la trama ya ni nos metemos porque al final del día si es sustancialmente mala o buena, los números ahí están. Y, como siempre, demuestran la intención de sacar año con año remakes de propiedades intelectuales conocidas: generar ganancias. Porque como dijo Javier Ibarreche en su reseña, lo único que se puede alegar del filme es decir: «mira es Stitch, pero medio en persona».

Si gustas disfrutar de Lilo & Stitch (2025) aún se encuentra en salas de cine, mientras que la versión animada de 2002 está disponible a través de Disney+.