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Europa estudia alternativas a la OTAN para proteger a Ucrania

Las conversaciones sobre garantías para Ucrania y un acuerdo con Rusia entran en su fase más delicada. Durante la reunión celebrada en la Casa Blanca a inicios de la semana entre el presidente estadounidense, Donald Trump, su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, y los líderes europeos, surgió la cuestión central que podría determinar el éxito o el fracaso de cualquier futuro acuerdo: cómo garantizar que Rusia no vuelva a atacar a Ucrania tras el eventual fin de las hostilidades.

Durante la cumbre de Alaska con Trump, el presidente ruso, Vladímir Putin, habría aceptado el principio general de otorgar garantías a Ucrania, pero los detalles operativos aún no se han concretado. En cualquier caso, el mandatario republicano descartó categóricamente la adhesión de Ucrania a la OTAN, aceptando una de las demandas clave de Putin y exigiendo la búsqueda de alternativas concretas a la protección de la Alianza Atlántica. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, confirmó en una entrevista con Fox News que se están considerando varios tipos de garantías, pero aclaró que la participación de tropas estadounidenses no se abordó durante las conversaciones.

El modelo israelí y las alternativas estratégicas

Ante las limitaciones impuestas por el líder ruso, los negociadores identificaron varias opciones concretas para garantizar la seguridad de Ucrania. La primera estrategia en discusión es el llamado «modelo israelí», un enfoque de autodefensa reforzada que busca dotar a Ucrania de la capacidad autónoma para repeler futuras agresiones. Este enfoque, propuesto previamente por el asesor de Seguridad Nacional, Jack Sullivan, y definido por Ursula von der Leyen como la estrategia del «erizo de acero», se basa en la asistencia militar estructurada que Estados Unidos ha brindado a Israel durante décadas, e incluye entrenamiento avanzado para las tropas ucranianas, el intercambio continuo de información estratégica sobre el enemigo, el suministro de tecnología militar de vanguardia y ejercicios conjuntos regulares.

Financial Times informa que Ucrania ha propuesto comprar 100.000 millones de dólares en armas estadounidenses, financiadas por Europa, como parte de este acuerdo. La propuesta también incluye acuerdos para la producción conjunta de drones militares entre empresas ucranianas y estadounidenses, creando lazos económicos que fortalecerían el compromiso a largo plazo.


Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Finlandia acompañan al presidente ucraniano para discutir los términos de la paz, pero las visiones son distantes: EE UU aceptaría intercambios territoriales con Rusia, Europa rechaza cualquier concesión.


La propuesta europea y la integración industrial

Como alternativa al modelo israelí, Europa está desarrollando una estrategia basada en la integración industrial, destinada a incluir la industria de defensa ucraniana en el sistema de producción del continente, con vistas a la futura adhesión de Kiev a la Unión Europea. Una entrada que proporcionaría a Kiev una protección concreta.

Concretamente, el artículo 42.7 del Tratado de Lisboa prevé la ayuda mutua en caso de agresión armada contra un Estado miembro, configurando una forma de garantía colectiva alternativa al artículo 5 de la OTAN, según el cual un ataque contra un miembro de la Alianza equivale a un ataque contra todos. Sin embargo, sigue existiendo una limitación obvia: la adhesión a la UE es un proceso largo, que durará años, y no puede satisfacer las necesidades inmediatas de seguridad de Ucrania. Por eso los negociadores se ven obligados a encontrar medidas más rápidas y soluciones operativas que puedan funcionar en un futuro inmediato.

Las opciones de la presencia militar

La búsqueda de instrumentos concretos para disuadir nuevos ataques rusos ha llevado a los expertos a trazar tres modelos de presencia militar en territorio ucraniano, escenarios distintos, cada uno con implicaciones diferentes para la seguridad europea y para las relaciones con Moscú. El primer modelo prevé el despliegue de una fuerza de mantenimiento de la paz, probablemente armada, con la misión de complementar y apoyar activamente al ejército ucraniano.

En este escenario, las tropas tendrían un papel defensivo directo, contribuyendo concretamente a la protección del territorio en caso de nueva agresión rusa. Sin embargo, los expertos militares subrayan que se necesitarían decenas de miles de soldados europeos para tener un verdadero efecto disuasorio, un compromiso difícil tanto política como financieramente, teniendo en cuenta que los países europeos ya afrontan los costos del rearme nacional y del apoyo económico a Kiev. Además, un despliegue de esta envergadura requeriría un consenso parlamentario en cada uno de los países participantes.

Para superar estos obstáculos políticos y económicos, se ha previsto un segundo modelo basado en una fuerza Tripwire, numéricamente reducida pero estratégicamente posicionada a lo largo de las fronteras más sensibles. La idea subyacente es la disuasión psicológica, ya que cualquier ataque supondría entrar en conflicto directo con los países europeos, un riesgo que Moscú tiende a evitar.

Por último, el tercer modelo prevé una fuerza de observación formada por unos cientos de soldados, cuyas tareas se limitarían a vigilar la situación sobre el terreno. Estos soldados no tendrían capacidades defensivas significativas, pero actuarían como testigos internacionales, informando de cualquier preparación militar rusa o violación del alto el fuego. Turquía había propuesto anteriormente una misión compuesta por miembros neutrales no pertenecientes a la OTAN para supervisar la aplicación de posibles acuerdos de paz. La idea fue rechazada inicialmente por Moscú, pero ha vuelto a estar sobre la mesa desde la cumbre de Alaska: según fuentes diplomáticas, Putin podría aceptar ahora una misión de observación a condición de que participen algunos países del BRICS, con China desempeñando el papel de garante neutral. Para completar las opciones sobre la mesa, Chequia ha sugerido proteger al menos el espacio aéreo occidental de Ucrania con baterías antiaéreas de la OTAN. Esta solución garantizaría un cielo seguro sin necesidad de desplegar tropas terrestres, reduciendo los riesgos políticos de una intervención militar directa.

Artículo publicado originalmente en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/europa-estudia-alternativas-a-la-otan-para-proteger-a-ucrania

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