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Seguridad física, el eslabón elemental para los centros de datos

En un entorno donde la resiliencia operativa se ha convertido en ventaja competitiva, fortalecer el los centros de datos no es opcional. Es una medida estratégica.


Para José Alberto Llavot, Gerente de Preventa y Desarrollador de Negocios en Schneider Electric para México y Centroamérica, mientras las estrategias de ciberseguridad captan gran parte de la inversión y atención de las organizaciones, la seguridad física de los centros de datos sigue siendo un componente subestimado. Y, sin embargo, es precisamente esa infraestructura física —racks, sensores, climatización, fuentes de energía— la que sustenta la operación digital. Su vulnerabilidad errores humanos o condiciones ambientales adversas representa un riesgo operativo silencioso pero latente.

Un contexto de alta vulnerabilidad

México ha sido testigo de un rápido crecimiento en servicios digitales, colocación y edge computing. Según la Asociación Mexicana de Data Centers (MEXDC), existen más de 110 instalaciones críticas activas en el país, con inversiones que superan los 27 mil millones de dólares. Este desarrollo ha intensificado la necesidad de continuidad operativa y monitoreo constante.

Sin embargo, muchas infraestructuras siguen dependiendo de mecanismos tradicionales como cámaras independientes, controles de acceso básicos o rondines presenciales. Esto es insuficiente ante las amenazas actuales, especialmente en instalaciones remotas o sin supervisión técnica in situ.

De acuerdo con el informe «Cybercrime on Main Street» de Sophos (2024), las PyMEs siguen siendo el blanco predilecto del ransomware, el cual representa más del 75% de los incidentes reportados. La creciente sofisticación de las amenazas actuales refleja una convergencia entre el mundo digital y el físico, donde los ataques combinan ingeniería con acceso físico a infraestructuras críticas. En este contexto, contar con soluciones que integren monitoreo ambiental, control de acceso y vigilancia en tiempo real se vuelve fundamental para mitigar riesgos.

Herramientas como NetBotz permiten esta visión holística al ofrecer capacidades de detección inteligente, supervisión de condiciones ambientales y control de accesos a nivel de rack, ayudando a prevenir incidentes de seguridad y a mantener la continuidad operativa de infraestructuras clave.

Además, al optimizar el consumo energético y prolongar la vida útil de los equipos, este tipo de soluciones contribuye a una operación más sostenible. El monitoreo eficiente del entorno permite una gestión responsable de los recursos y reduce la huella ambiental de los centros de datos.

Riesgos localizados y necesidades específicas

En México, al ser un país con una infraestructura digital en rápida expansión y condiciones ambientales desafiantes, existen sectores y ubicaciones específicas donde las soluciones de monitoreo físico y ambiental no solo son recomendables, sino necesarias.

  1. Cuartos de telecomunicaciones y edge computing en zonas rurales o remotas: el despliegue de redes 5G, servicios IoT y aplicaciones industriales está impulsando la instalación de nodos de edge computing fuera de las grandes ciudades. Según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), más del 35% de las torres de telecomunicaciones están fuera de zonas urbanas, lo que dificulta el monitoreo constante. Un fallo ambiental en estos sitios puede pasar desapercibido durante horas o días.
  2. Data centers medianos en zonas de alta temperatura o humedad: regiones como Veracruz, Tabasco, Sinaloa y Chiapas enfrentan climas extremos que pueden acelerar el deterioro de equipos electrónicos. La humedad, en particular, representa un riesgo silencioso que pocas veces se detecta sin sensores especializados.
  3. Instituciones bancarias y de servicios financieros: en un sector donde los segundos de inactividad se traducen en pérdidas significativas, el control físico de los racks y la prevención de intrusiones es esencial, especialmente en sucursales distribuidas o edificios. De acuerdo con la Asociación de Bancos de México (ABM), hay más de 12,000 sucursales bancarias operando en el país donde muchas cuentan con infraestructura TI local que no está protegida por personal técnico en sitio.

Una arquitectura defensiva para el plano físico

La digitalización no puede sostenerse solo con firewalls. Se requiere una capa de protección que integre vigilancia, detección ambiental y control de acceso. Tecnologías como las de la línea NetBotz ofrecen precisamente ese puente entre seguridad lógica y física.

Por ejemplo, el modelo NetBotz Rack Monitor 750 permite una cobertura integral al admitir múltiples sensores y cámaras, acceso con distintivos y alertas centralizadas mediante la plataforma en la nube EcoStruxure IT. Estas capacidades son clave para una respuesta proactiva ante amenazas ambientales como sobrecalentamiento, fugas o humo, así como para evitar intrusiones físicas.

En un entorno donde la resiliencia operativa se ha convertido en ventaja competitiva, fortalecer el plano físico no es opcional. Es una medida estratégica que, en muchos casos, puede ser la diferencia entre continuidad y colapso.

 

 





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