su CEO quiere fabricar autos nuevos más rápido para pelear contra BYD y Tesla

Nissan quiere mover sus fichas más rápido. Ivan Espinosa, CEO recién llegado a la silla principal, fijó una meta clara: lanzar coches con mayor velocidad para salir de la peor crisis financiera en la historia de la marca. El plan busca reducir el desarrollo de modelos de 50 meses a 37 meses. La estrategia también pretende recuperar competitividad global y frenar el avance de rivales provenientes de Asia. El mensaje sale desde Yokohama y apunta a un cambio de cultura interna, según información de Bloomberg
Ivan Espinosa habló de un proceso más corto y con menos inercias. La dirección buscaría adoptar aprendizajes de rivales como BYD, que impone cadencia y precio en China. La revisión arrancó hace 18 meses y ya dejó señales. Leaf presentó su nueva generación, que busca devolver brillo al pionero de la era eléctrica. El segmento kei sumó una evolución para fortalecer el portafolio doméstico con el nuevo Roox. Elgrand y Kicks también aparecieron en fila para renovar espacios clave, con enfoque en valor y rapidez de respuesta. La consigna suena simple: menos trámite y más calle.
El golpe de realidad pesa. Nissan Leaf abrió la puerta del coche eléctrico de masas y luego llegó la pérdida de impulso frente a Tesla. La nueva jugada pretende revertir la curva con lanzamientos más ágiles y un mapa regional claro. Estados Unidos verá un Sentra rediseñado antes de que termine el año. Rogue, en México conocida como X-Trail, sumará versión híbrida enchufable a inicios de 2026 para entrar a la pelea de consumo y autonomía. En China, julio cerró con alza de 22% gracias al sedán eléctrico N7, mercado donde también tendrá presencia la nueva Frontier Pro PHEV. En Estados Unidos, la tendencia no acompaña pese a la demanda general y a un entorno condicionado por aranceles de Donald Trump.
El tablero corporativo tampoco ofrece tregua. Las conversaciones para una fusión con Honda no llegaron a puerto. La relación con Renault, accionista clave, continúa áspera y obliga a mirar la recuperación sin red. En mayo, la dirección anunció recorte de 20,000 empleos y cierre de siete plantas en todo el mundo. La cirugía apunta a eficiencia y foco. Cada línea debe probar relevancia y margen. La cultura de trabajo que impulsó por años a Nissan, al igual que a marcas japonesas como Toyota, cambiará por completo.
Nissan N7 en China.
Las cuentas aprietan el paso. La proyección marca pérdidas operativas de 1,200 millones de dólares para el periodo abril–septiembre. La deuda de Nissan por más de 5,000 millones de dólares vence el próximo año y exige caja. Desde esta perspectiva, la disciplina financiera se vuelve el pilar que sostiene la esperanza de mantener viva y saludable a la marca. Es fácil de entender, sin capital no hay ciclo de producto. Sin ciclo de producto no hay recuperación de imagen.
El plan también contempla medidas de alto impacto. La marca evalúa vender la sede de Yokohama al fondo KKR por cerca de 90,000 millones de yenes. También se anunció el fin de la producción en Oppama, Japón, y en CIVAC, México. Ese punto despierta atención especial en la región. Decisiones como esas moverán cadenas de suministro, empleos y la ruta de varios modelos como el Versa o Frontier, piezas estratégicas para Latinoamérica. Además, la mesa directiva sabe que cada cierre exige una narrativa clara ante sus trabajadores, clientes, distribuidores.


Fábrica de Nissan en CIVAC, México.
La ofensiva de modelos que salvará o no a Nissan
La nueva ofensiva de modelos sostiene el relato de recuperación. N7 y Frontier PHEV marcarón la primera oleada. Leaf y Roox preparan la siguiente. Sentra renovado buscará reforzar el volumen en Norteamérica. Rogue PHEV promete abrir la puerta a tecnología que equilibra eficiencia y autonomía. La lectura es directa: el mercado premia marcas que entregan mejoras tangibles con ventanas de desarrollo cortas. En este sentido también se explica por que Nissan dejó de producir el GT-R R35.
El mercado financiero ya dictó una advertencia. Las acciones que cotizan en Estados Unidos cayeron 20% en lo que va de 2025. La presión acelera decisiones. Espinosa apuesta por velocidad, foco y caja. China sube la vara con ciclos cortos y precios agresivos. Estados Unidos exige tecnología útil con costos bajos. La pregunta queda abierta, con el cronómetro en marcha: ¿puede Nissan recuperar el impulso y convertirlo en ventaja antes de que la ola china se lleve todo a su paso?
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