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Bad Bunny se convirtió en un problema de Estado: Del rechazo MAGA a la amenaza del ICE

Bad Bunny está en el centro del debate en Estados Unidos. Los voceros del movimiento MAGA (Make America Great Again, por sus siglas en inglés) mostraron su desacuerdo con la decisión de que el cantante puertorriqueño actúe en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LIX por ser un “artista que ha sido crítico de Donald Trump, y que canta en español”. La controversia no se ha quedado en los medios sociales. Ha escalado de nivel: el Gobierno de Estados Unidos emitió una advertencia directa, amenazando con la presencia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el evento para detener y deportar a inmigrantes indocumentados.

La amenaza fue articulada por Corey Lewandowski, asesor del Departamento de Seguridad Nacional y exjefe de campaña de Donald Trump. En el podcast conservador The Benny Show, Lewandowski declaró que el ICE operará en el partido del próximo 8 de febrero. “No hay ningún lugar en este país que proporcione un refugio seguro a las personas que se encuentran aquí ilegalmente. Ni en el Super Bowl ni en ningún otro lugar”, dijo. “Los encontraremos. Los detendremos. Los mandaremos a un centro de detención y los deportaremos. Tengan en cuenta que esa es una situación muy real bajo esta Administración”.


La división política ha llevado a la gente a mantener «contacto cero» con sus padres MAGA. Algunos esperan que leer juntos pueda ayudar a superar esta situación.


El objetivo de esta advertencia es la elección del artista Benito Martínez Ocasio, para el que es posiblemente el escenario más visto del mundo, con más de 130 millones de espectadores. El episodio expone la anatomía de la indignación manufacturada y la consolidación del evento deportivo más grande de Estados Unidos como un campo de batalla para el conflicto identitario del país.

Lewandowski calificó la decisión de la NFL como una “vergüenza”, acusando a Bad Bunny de “odiar tanto a Estados Unidos”. La noticia, confirmada por la NFL el pasado domingo por la noche, no tardó en convertirse en combustible para el motor de la controversia que opera a tiempo completo en plataformas como X. En cuestión de horas, un coro de comentaristas e influencers de derecha activó un guion ya conocido. Benny Johnson, del Daily Wire, lo tildó de “un masivo detractor de Trump” y un “activista anti-ICE” que “no tiene canciones en inglés”. Jack Posobiec, un conocido activista de la ultraderecha, apuntó al productor del evento, Jay-Z, como el artífice de una agenda “woke”. La cuenta “End Wokeness”, con cuatro millones de seguidores, recurrió a la mofa visual, publicando una imagen del artista en vestido para criticar su desafío a las normas de género.

Estos ataques no son aleatorios; son tácticas de manual de una guerra cultural que busca movilizar a su base mediante la identificación de un enemigo simbólico. En este caso, Bad Bunny. No solo es un artista que canta predominantemente en español —un hecho que figuras como Mario Nawfal utilizan para argumentar que el “espectador promedio en Des Moines no habla reguetón fluido”—, sino que su activismo es explícito, consistente y directamente antagónico a la plataforma ideológica del conservadurismo estadounidense.

La postura del artista: más política que musical

La hostilidad hacia Bad Bunny no se fundamenta en su música, sino en su mensaje. Su decisión de no realizar giras en de Estados Unidos, por un temor declarado a que sus seguidores sean blanco de redadas por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), es una declaración política que pocas estrellas se atreven a hacer. “La gente de Estados Unidos podría venir aquí [a Puerto Rico] a ver el espectáculo. Los latinos y puertorriqueños de Estados Unidos también podrían viajar aquí. Pero estaba el problema de que el ICE podría estar fuera del concierto. Y es algo de lo que hablamos y que nos preocupaba mucho”, dijo en entrevista con la revista i-D.

Esta postura transforma sus conciertos de meros eventos de entretenimiento en santuarios potenciales, y su ausencia, en un acto de protesta.

Bad Bunny ha sido un crítico abierto del estatus de Puerto Rico como territorio no incorporado, que limita los derechos y oportunidades de sus ciudadanos. Su activismo se ha centrado en el apoyo a la isla, donde su residencia de 30 conciertos generó un impacto económico de 300 millones de dólares.


Bad Bunny y sapo concho

El concho o sapo puertorriqueño está en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.


Sin embargo, estas explicaciones son irrelevantes para el asesor de Seguridad Nacional. Lewandowski desestimó la postura del artista, insistiendo en que la ley se aplicará sin excepciones. “No me importa si es un concierto de Johnny Smith, Bad Bunny o cualquier otra persona. Vamos a hacer cumplir la ley en todas partes”, afirmó, concluyendo con un mensaje directo a los inmigrantes: “Si estás en este país ilegalmente, hazte un favor: vete a casa”.

Su historial es inequívoco. Ha criticado abiertamente a la administración Trump, utilizando su arte como vehículo de disidencia. El video musical de “NUEVAYoL” presenta una parodia de voz de Trump pidiendo disculpas a los inmigrantes, un acto de subversión cultural directo. Ha calificado a los agentes de ICE de “cabrones” e “hijos de puta”. Su defensa de los derechos LGBTQ+ y su adopción de una moda que desafía las convenciones de género —“Para mí, un vestido es un vestido”— lo sitúan en el epicentro de las ansiedades conservadoras sobre la masculinidad y los valores tradicionales.

DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/bad-bunny-se-convirtio-en-un-problema-de-estado-del-rechazo-maga-a-la-amenaza-del-ice

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