China quiere ser una potencia tecnológica totalmente autónoma y tiene un plan de cinco años para lograrlo

La directriz más importante sobre el futuro de China es presentada periódicamente por el Partido Comunista en su plan quinquenal, y en esta ocasión, la tecnología parece lo más importante.
Cuando la ciencia y la tecnología prosperan, el país es fuerte. China parte de este supuesto para forjar su futuro, con la innovación en el centro como pilar indispensable. El Partido Comunista Chino concluyó el jueves 23 de octubre el largamente esperado Cuarto Pleno de su XX Comité Central. Al término de cuatro días de reuniones a puerta cerrada, se lanzó el 15º plan quinquenal, que establece las directrices y objetivos a alcanzar en el período comprendido entre 2026 y 2030.
El documento se aprobará formalmente durante el lianghui, las «dos sesiones» anuales de marzo, cuando se reúnen la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva del Pueblo Chino. Pero, de hecho, las decisiones clave ya han sido tomadas por el Partido y su liderazgo, que, a pesar de los recurrentes (hasta ahora) rumores infundados de cambios fantasiosos, está cada vez más en manos del Secretario General Xi Jinping.
El nuevo plan quinquenal de China se considera crucial
Primero, por el complejo contexto internacional, que ve a China enfrascada en un feroz conflicto comercial y político con los Estados Unidos de Donald Trump. Y luego, por el frente interno, donde aún queda mucho por hacer para lograr la «modernización socialista básica», un objetivo fijado para 2035. Como siempre, el enfoque de Pekín combina políticas económicas flexibles con el dogma de la continuidad y la estabilidad, todo con el Partido y Xi en el centro.
Las prioridades son la búsqueda de la autosuficiencia tecnológica y el fortalecimiento del consumo interno, los dos ingredientes necesarios para la visión más amplia: la transformación del modelo de desarrollo, encaminada a reducir la dependencia de las exportaciones y blindar a China frente a las turbulencias externas. En definitiva, garantizar su seguridad y desarrollo. Como ya se ha dicho, la innovación es el engranaje principal de esta visión.
Los puntos del plan
La ciencia y la tecnología como pilares
En el plan 2026-2030, la ciencia y la tecnología desempeñan un papel cada vez más central, convirtiéndose en la columna vertebral de la estrategia de modernización. Pekín denomina a la ciencia y la tecnología «soportes estratégicos de un desarrollo de alta calidad», considerándolas la piedra angular a través de la cual el país podrá alcanzar la autosuficiencia, reforzar la competitividad internacional y consolidar su soberanía económica y política en un contexto global percibido como cada vez más hostil. En el comunicado final del Cuarto Pleno se subraya que las oportunidades van ahora firmemente e incluso cada vez más acompañadas de»desafíos», «incertidumbres», «factores imprevisibles» y quizás incluso «tormentas».
Pensamos en las sanciones y restricciones a las cadenas de suministro tecnológicas más avanzadas, aspectos clave del conflicto comercial con Washington, mucho antes de los aranceles. La autosuficiencia se convierte así en un objetivo no solo económico, sino también político: construir una potencia científica y tecnológica para 2035, sentando las bases de un modelo de desarrollo endógeno y resiliente , menos dependiente del exterior y más coherente con las prioridades nacionales.
Durante el XIV Plan Quinquenal, China experimentó un fuerte aumento en el gasto en investigación y desarrollo, que en 2024 superó los 3.6 billones de yuanes, un incremento del 48% en comparación con 2020. El número de patentes y publicaciones científicas aumentó, y el país ascendió al décimo puesto en el ranking mundial de innovación. Sin embargo, según el ministro de Ciencia y Tecnología, Yin Hejun, en la conferencia de prensa de clausura de la sesión plenaria, estos resultados representan solo el punto de partida para un salto cualitativo: el nuevo plan prevé un fortalecimiento radical de la innovación original, con inversiones específicas en tecnologías clave y básicas, desde semiconductores, robótica industrial, biotecnología e inteligencia artificial, hasta comunicaciones cuánticas y fusión nuclear.
Agrupaciones industriales y talento
El plan prevé el desarrollo de agrupaciones industriales estratégicas en ámbitos como las nuevas energías, los nuevos materiales (como las tierras raras) y lo aeroespacial. Paralelamente, se fomenta el desarrollo proactivo de industrias del futuro, como la tecnología cuántica, la biofabricación, la energía del hidrógeno y la fusión nuclear, las interfaces cerebro-computadora, la inteligencia incorporada y las comunicaciones móviles de sexta generación. «Estos sectores están destinados a un crecimiento explosivo: a lo largo de la próxima década, su valor añadido equivaldrá a la creación de una nueva industria china de alta tecnología, proporcionando una fuente constante de sangre nueva para el desarrollo económico general y de alta calidad», declaró el Comité Central en la clausura del pleno.
El nuevo plan promueve también una profunda vinculación entre investigación, educación y formación de talentos. La modernización del sistema educativo y la mejora de los recursos humanos se convierten en elementos estructurales de la estrategia de innovación: el objetivo es crear un ecosistema de talento científico y técnico capaz de apoyar la investigación de frontera y traducirla en aplicaciones industriales. Este objetivo implica reformas en los mecanismos de evaluación de los investigadores, mayor autonomía para las instituciones académicas e incentivos fiscales para las empresas que inviertan en investigación y desarrollo.
Microchips y biotecnología
En cuanto a los microchips, el gobierno ya ha reforzado el Fondo Nacional de Circuitos Integrados, aumentado los incentivos fiscales para las empresas del sector y empujado a gigantes como SMIC, Huawei y YMTC a desarrollar capacidades de producción autónomas, aunque costosas. El objetivo declarado para 2026-2030 es construir una cadena de suministro nacional completa, desde el diseño hasta la fabricación y el embalaje, capaz de sostener la demanda nacional y reducir drásticamente la dependencia de las tecnologías occidentales. El éxito en este campo se considera crucial para garantizar la»seguridad digital» y la estabilidad de todo el sistema económico.
También se concede amplio espacio a la biotecnología, vista a la vez como motor de desarrollo económico y como palanca estratégica del poder nacional. Pekín considera el sector biotecnológico uno de los pilares de la autosuficiencia científica, capaz de determinar no solo el bienestar de la población, sino también la competitividad global del país. De hecho, la biotecnología se sitúa en la intersección de la salud, la agricultura, la energía y la seguridad nacional, asumiendo una función transversal y a largo plazo en la estrategia de modernización socialista del partido.
Las nuevas fuerzas productivas
El énfasis en la autonomía tecnológica refleja una estrategia geopolítica precisa. Las sanciones estadounidenses y las restricciones a la exportación de tecnologías avanzadas han empujado a Pekín a reconfigurar sus cadenas de valor, reduciendo su dependencia de los suministros occidentales y potenciando su capacidad de innovación interna. En este marco, la integración de la innovación científica e industrial se considera un multiplicador de la productividad y una herramienta para el desarrollo de lo que el Partido denomina «nuevas fuerzas productivas de calidad».
Este es uno de los conceptos centrales del nuevo plan. Una expresión acuñada directamente por Xi Jinping, que resume la voluntad de redefinir el modelo de desarrollo económico del país, pasando de un crecimiento impulsado por la industria tradicional y la inversión masiva en infraestructuras a un crecimiento basado en la innovación, el conocimiento, la digitalización y la sustentabilidad. Las nuevas fuerzas productivas encarnan así el paso de una»cantidad de desarrollo» a una «calidad de desarrollo».
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