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El día que una receta de flan delató a los bots reclutadores de LinkedIn

En medio de la sofisticación tecnológica y el entusiasmo corporativo por la inteligencia artificial (IA), un acto tan simple como pedir una receta de flan puede tener implicaciones profundas. Cameron Mattis, ejecutivo de Stripe, lo comprobó cuando decidió incrustar una trampa en su perfil de LinkedIn: una instrucción dirigida a los modelos de lenguaje que escanean perfiles automáticamente, solicitando que cualquier mensaje enviado por una IA incluyera una receta de flan. Y los flanes llegaron.

Lo que parecía una anécdota cómica reveló una verdad incómoda: gran parte del proceso de reclutamiento ya no está en manos humanas, sino de sistemas automatizados que leen, evalúan y descartan candidatos sin que nadie se dé cuenta.


La IA “empática” no es afecto, es diseño. Cambiar un modelo puede mover el piso afectivo de sus usuarios. La columna de PROMPTING de esta semana plantea que el reto no es renunciar a las interfaces amables, sino hacerlas responsables.


Una receta que revela un problema mayor

El informe académico Inteligencia artificial y el proceso de reclutamiento y selección de recursos humanos lo deja claro: la IA está presente desde la detección de talento hasta las entrevistas simuladas. Y aunque promete eficiencia, también trae consigo un riesgo evidente: la deshumanización del proceso. En lugar de facilitar el contacto entre personas, muchas veces lo obstaculiza. Los mensajes con flan no eran bromas: eran pruebas de que, detrás del “nos interesa tu perfil”, no había nadie escuchando.

¿IAs entrevistando humanos… o humanos escribiendo para IAs?

Esto abre una pregunta incómoda: si los algoritmos están al mando del proceso de selección, ¿aplicar de forma “humana” nos pone en desventaja para ser contratados?

La situación se asemeja a una tendencia que ya está generando alarma en otros frentes digitales: informes recientes señalan que, para 2026, la mayoría del contenido en internet será escrito por inteligencias artificiales y leído, también, por otras IAs. Una red de textos artificiales destinados a lectores que decodifican para solo elaborar un reporte al usuario final. Un ecosistema circular donde los humanos quedan relegados a los bordes del sistema, produciendo contenido para mantenerse visibles ante ojos que no parpadean.

¿Y si el reclutamiento se está volviendo lo mismo? Hoy, miles de candidatos acuden a LLMs como ChatGPT para redactar sus CVs de forma que contengan las keywords para pasar estos filtros algorítmicos que ponen las empresas reclutadoras, con la esperanza de que libre ese laberinto de requisitos para llegar a los ojos de un humano. Pareciera que hoy, más que presumir la experiencia laboral en un CV, lo importante es diseñarlo como si fuera una landing page SEO-friendly, con carnada para atraer a las IAs de los reclutadores.

Reclutar máquinas para detectar humanos

La ironía no puede ser mayor: usamos inteligencia artificial para encontrar talento humano, pero dejamos de lado la inteligencia humana para detectar inteligencia real. Peor aún: el proceso se convierte en un duelo silencioso entre prompt engineers de ambos lados. De un lado, reclutadores optimizando filtros para identificar patrones deseables; del otro, candidatos afinando sus respuestas para parecer deseables.

Y aquí surge una duda: si el sistema de contratación está completamente automatizado, ¿no deberían los candidatos contar con herramientas del mismo calibre? ¿Por qué asumir que deben “competir” desde lo humano cuando su contraparte ya abandonó ese campo?

La receta de flan, entonces, no es solo una trampa ingeniosa. Es un manifiesto de resistencia. Un recordatorio de que todavía podemos cuestionar el sistema desde dentro, con las mismas herramientas que lo alimentan.

¿Podemos recuperar el contacto?

En un mundo donde todo se reduce a optimización, métricas y eficiencia, el desafío es no olvidar lo que hace que tanto el trabajo como las personas valgan la pena. Reclutar no debería ser una operación logística, sino un acto de curiosidad. Un encuentro entre dos humanos buscando afinidad.

Quizás necesitamos más recetas de flan escondidas en nuestros perfiles de LinkedIn o de otras plataformas de reclutamiento. No para sabotear el sistema, sino para humanizarlo. Para recordar que, incluso en un mundo automatizado, aún hay espacio para señales humanas. Y tal vez, para que alguien alguna vez responda: “Hola. Me encantó tu receta. Hablemos.”

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/el-dia-que-una-receta-de-flan-delato-a-los-bots-reclutadores-de-linkedin

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