El zipper se moderniza por primera vez en 100 años

Durante más de un siglo, el zipper, o cremallera, ha permanecido más o menos igual: dos filas de dientes entrelazados, un tirador deslizante y la cinta de tela que le mantiene unido. Es uno de esos inventos que conquistaron el mundo, alcanzando un impresionante uso de miles de millones cada día, pero poca gente se ha detenido a pensar en cómo funciona.
Ahora, tras cien años de inmovilidad, la empresa japonesa YKK (que fabrica aproximadamente la mitad de las zippers del mundo) ha decidido que es hora de replantearse el mecanismo que mantiene unida gran parte de la ropa moderna. Aunque su nuevo zipper AiryString parece corriente a primera vista, pronto te das cuenta de que algo falta: no tiene cinta de tela.
Esta ausencia lo transforma todo. Sin la tela tejida que normalmente flanquea los dientes, el AiryString es más ligero, elegante y mucho más flexible. Es un pequeño pero importante rediseño que parece casi futurista en su simplicidad, un sistema de cierre que se hunde en la prenda en lugar de sentarse encima de ella.
«Queríamos resolver los problemas que plantea el cosido de zippers«, explica Makoto Nishizaki, vicepresidente de la División de Desarrollo de Aplicaciones de YKK. La idea surgió de una colaboración con JUKI Corporation, líder en máquinas de coser industriales. Juntas, las dos empresas se replantearon cómo podía fabricarse un zipper y cómo podía fusionarse más perfectamente con el tejido. La colaboración comenzó en 2017 e hizo su debut público en la feria JIAM 2022 de Osaka, un detalle que insinúa hasta qué punto YKK juega a largo plazo.
Si el nombre de YKK no te suena, revisa el tirador de tus chaquetas o pantalones: probablemente ya uses su trabajo. En 2023, la empresa facturó más de 6,000 millones de dólares. Fundada en Japón en 1934, la compañía fabrica cremalleras para todo el mundo, desde Prada y Arc’teryx hasta Patagonia y The North Face.
Su dominio se debe a un inusual nivel de control: YKK fabrica sus propias máquinas, diseña sus propios moldes e incluso crea su propio hilo. Esa autosuficiencia le permite experimentar de formas que sus competidores no pueden, convirtiendo un componente mundano en un campo para la innovación continua.
Reinventando un mecanismo cotidiano
El zipper, tal y como lo conocemos, no se ha renovado desde la década de 1910. Su largo reinado se debe en gran medida a su fiabilidad: es resistente, barato y fácil de coser. Durante la mayor parte del siglo XX, eso fue suficiente. Pero los materiales han evolucionado. Los diseñadores trabajan ahora con un nylon ligero como una pluma, tejidos elásticos y mezclas técnicas que se comportan más como la piel que como la tela. El viejo zipper, con sus bordes tejidos y sus costuras rígidas, ha empezado a desentonar con lo que la rodea.
«El mercado demanda cada vez más prendas ligeras y flexibles», destaca Nishizaki. «Y unas expectativas similares se han extendido a las cremalleras». Sin embargo, eliminar la cinta introducía una serie de problemas de ingeniería. Esas tiras de tejido dan a la cremallera su estructura y proporcionan la superficie por la que cosen los sastres. Sin ellas, YKK tuvo que replantearse cada paso de la producción.
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