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Esta es la dieta que deberíamos seguir para no acabar con el planeta y procurar la equidad social

Si el mundo adoptara de manera generalizada una dieta de salud planetaria (DSP), podrían evitarse hasta 15 millones de muertes prematuras al año, lo que equivaldría a una reducción del 27%, según la Comisión EAT-Lancet 2025. Este proyecto colaborativo se plateó establecer objetivos científicos universales que garanticen un sistema alimentario basado en dietas saludables y sostenibles.

La DSP propone duplicar el consumo global de frutas, verduras, nueces, semillas y legumbres, y reducir en 50% la ingesta de carne roja y azúcar. El esquema diseñado por la comisión de The Lancet se sustenta en unas 2,400 kilocalorías diarias, en las que la mayoría de las proteínas provendrían de legumbres, frutas, verduras y semillas. Aunque la dieta admite fuentes animales como huevo, pescado y lácteos, estas deben consumirse en menor proporción.


Estimaciones de Statista indican que en 2022 la ingesta mundial de productos cárnicos superó en más del doble a la registrada en 1990.


De acuerdo con la Comisión EAT-Lancet 2025, existen evidencias sólidas y actualizadas que confirman que este régimen se asocia con mejores resultados de salud, una reducción significativa de la mortalidad por todas las causas y una menor incidencia de enfermedades crónicas vinculadas con la alimentación, como padecimientos cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer y trastornos neurodegenerativos. Sin embargo, advierte que su implementación requiere considerar los contextos culturales, atender las desigualdades y reforzar la promoción de hábitos sostenibles.

La revisión, elaborada por un equipo internacional multidisciplinario, señala que la presencia de frutas, verduras, frutos secos, legumbres y cereales integrales en las dietas de la mayoría de las regiones es deficiente. En contraste, predomina el consumo de carne, lácteos, grasas animales, azúcar y alimentos ultraprocesados.

El informe resalta que “más de la mitad de la población mundial tiene dificultades para acceder a una alimentación saludable, lo que provoca consecuencias devastadoras en la salud pública, la equidad social y el medio ambiente. Si bien el hambre disminuyó en algunas zonas, los aumentos recientes vinculados a los conflictos y al cambio climático han revertido esa tendencia”.

Asimismo, advierte que solo el 1% de la población mundial vive en un espacio seguro y justo, lo que implica que los derechos humanos relacionados con la alimentación, el acceso a un medio ambiente sano y condiciones laborales dignas no se están garantizando.

Pese a sus beneficios, la DSP sigue siendo inaccesible para millones de personas. El Banco Mundial estimó que en 2024 el costo promedio de una dieta saludable ascendió a 4.46 dólares diarios por persona, lo que significa que alrededor de 2,600 millones de personas no pueden costearla, especialmente en países en desarrollo.

Garantizar el acceso a una dieta saludable, no solo se trata de bajar precios

Line Gordon, directora del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo y coautora del estudio, subraya que abordar los retos del sistema alimentario global exige adaptar las estrategias a la diversidad de entornos, culturas y oportunidades. Asegura que deben aplicarse medidas contundentes para aumentar la accesibilidad a los alimentos, las cuales no pueden limitarse a la reducción de precios.

“A veces me preocupa que la asequibilidad se reduzca únicamente a abaratar los alimentos. Mejorar el acceso significa transformar la sociedad, no solo el sistema alimentario. También tiene que ver con los ingresos de las personas y con redes de seguridad social”, explica Gordon.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/la-dieta-que-deberiamos-seguir-para-no-acabar-con-el-planeta

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