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Esta función de los iPhones puede ser la pesadilla de los niños con padres separados

Es fácil decirle a alguien que borre su cuenta de Apple y empiece de cero cuando no es tu propia vida digital la que está en juego. Pero para cualquiera que se enfrente a un reinicio de este tipo, no es solo un inconveniente, es traumático.

Y lo mismo ocurre con los niños

Ocurre porque para los usuarios de Apple, el ID de Apple es más que un nombre de usuario: es un vínculo con las amistades, los juegos, la música y los recuerdos más preciados. Para los usuarios de Google o Microsoft, puede ser lo mismo. Es el andamiaje de una identidad digital en constante evolución y cada vez más importante. Pero en circunstancias muy concretas, los sistemas creados para apoyar, deleitar e incluso proteger a las familias pueden convertirse en una trampa. Un ejemplo son los sistemas de control parental como “Compartir en Familia” de Apple.

Pero retrocedamos un poco.

Sobre el papel, Compartir en Familia es una de las grandes victorias de Apple. Lanzado en 2014, fue presentado por el jefe de software de Apple, Craig Federighi, como una especie de puerta digital del refrigerador: una «manera fácil de compartir lo que es importante», como fechas del calendario, fotos, recordatorios e incluso aplicaciones y medios, todo con el mínimo alboroto. Para los padres, también había otras ventajas, como poder rastrear la ubicación de los dispositivos, controlar cuánto tiempo pasaban los niños mirando sus pantallas y qué hacían cuando lo hacían. Era Apple en su forma más Apple: sin fisuras e invisible cuando todo funcionaba, una mezcla perfecta de comodidad y control.

Cortesía de Apple

Los problemas de Compartir en Familia de Apple

Pero la función Compartir en Familia tiene sus inconvenientes. Los menores de 13 años deben pertenecer a un grupo familiar para tener una cuenta de Apple. Sin embargo, no pueden abandonarlo por su cuenta, ni tampoco los mayores si hay restricciones de “Tiempo de Uso” activas. Todo el modelo presupone implícitamente una estructura familiar tradicional, donde una persona adulta, “organizadora”, controla el presupuesto y todo lo demás.

Esta versión digital de la familia nuclear es buena, en teoría, aunque culturalmente arcaica. Una persona al mando (y una tarjeta de pago) simplifica las cosas cuando todo es de color de rosa. Apple no es la única que piensa así. Controles parentales como Family Link de Google y Family Safety de Microsoft operan bajo el mismo supuesto: una cabeza de familia benevolente dentro de una dinámica familiar estable. Pero, ya lo sabes, no todo es color de rosa; no todas las familias encajan en ese molde, y por eso estos sistemas empiezan a fallar cuando las familias sí lo hacen, o cuando simplemente se alejan de una noción «idealizada» de familia. La falta de un doble papel organizador, que deja a los otros padres como administradores subordinados con un poder más limitado, puede resultar limitante y frustrante en los hogares mixtos y compartidos. Y en los casos más oscuros, una configuración con un solo organizador no solo es inconveniente, sino que puede ser peligrosa.

Cuando las cosas van mal en la familia

Kate (nombre ficticio para proteger su privacidad y seguridad) lo sabe de primera mano. Cuando su matrimonio fracasó, cuenta que su ahora exmarido, el organizador designado, convirtió el sistema de Compartir en Familia en un arma. Rastreaba la ubicación de sus hijos, contaba el tiempo que pasaban frente a la pantalla y les exigía explicaciones, e imponía límites draconianos durante los días en que Kate tenía la custodia, mientras que él los quitaba por su cuenta. Lo describe como «invasivo y coercitivo». Cuando Kate se mudó con los niños, también quiso cortar el vínculo digital, pero no fue fácil.

Después de separarse, el ex de Kate se negó a disolver el grupo familiar. Pero sin su consentimiento, los niños no podían ser transferidos a uno nuevo. «Supuse erróneamente que por ser la madre con la custodia en virtud de una orden judicial podría hacer que Apple trasladara a mis hijos a un nuevo grupo familiar, conmigo como organizadora», recuerda Kate. Pero Apple no podía ayudar. El personal de soporte se mostró comprensivo, pero dijo que no podían hacer nada porque el organizador tiene el poder. (Apple declinó hacer comentarios para este artículo).

Las consecuencias de estos casos no son abstractas. Cuando las familias se rompen, los sistemas de compartición familiar pueden permitir que una pareja o un progenitor no custodio o maltratador se aferre al control digital de sus hijos. Sus vidas digitales pueden permanecer en una situación coercitiva, incluso cuando sus mundos físicos están siendo trasladados a la fuerza. Kate recuerda que sus propios hijos se enfrentaron a constantes preguntas agresivas sobre sus movimientos, interacciones sociales y actividades basadas en los datos servidos por Apple Family Sharing, como se llama la función en inglés. «Era aterrador y tremendamente frustrante darse cuenta de que aún no éramos libres», señala.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/esta-funcion-de-los-iphones-puede-ser-la-pesadilla-de-los-ninos-con-padres-separados

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