Asegurar el eslabón más débil: la cadena de suministro repiensa su estrategia de resiliencia

La cadena de suministro se vuelven cada vez más complejas, las organizaciones deben priorizar la resiliencia y la seguridad de los datos para protegerse contra riesgos e interrupciones en constante evolución.
En las conversaciones sobre la resiliencia en la cadena de suministro, la atención suele centrarse en la logística, la infraestructura o la diversificación de proveedores.
Con todo, dado que las cadenas de suministro ahora dependen en gran medida de los sistemas digitales, la resiliencia también implica tener una visibilidad clara de dichos sistemas. Esto incluye la capacidad de comprender qué ocurre en los sistemas y flujos de datos que impulsan las cadenas de suministro, así como la capacidad de responder eficazmente ante interrupciones.
Desafortunadamente, muchos de los sistemas que impulsan las cadenas de suministro actuales carecen de transparencia. Se basan en software obsoleto, integraciones complejas o componentes de terceros que pocos dentro de la empresa comprenden por completo. Estos entornos dificultan la labor de detectar debilidades o recuperarse eficientemente tras las interrupciones. Sin claridad sobre el funcionamiento de los sistemas y la forma en que interactúan, la recuperación se vuelve incierta y el riesgo aumenta.
Para Rick Vanover, Vicepresidente de Estrategia de Producto de Veeam, los retos no son hipotéticos: estudios recientes muestran que, durante interrupciones reales, únicamente la mitad de las empresas cumplen sus objetivos de tiempo de recuperación (RTO), a pesar de la inversión generalizada en estrategias de respaldo y continuidad.
Muchas organizaciones creen estar preparadas, pero descubren lo contrario en medio de una crisis. Las brechas de visibilidad son especialmente pronunciadas en compañías donde las Tecnologías de Información (TI) y la Tecnología Operativa (TO) permanecen aisladas. La falta de comunicación y responsabilidad compartida entre ambos equipos puede retrasar las respuestas, complicar las tareas de recuperación y generar puntos ciegos. En dicho contexto, la visibilidad ya no es una capacidad deseable, sino que se convierte en un elemento crucial para la continuidad del negocio.
Visibilidad, piedra angular de la resiliencia
Garantizar que los sistemas funcionen ya no es suficiente. La verdadera resiliencia requiere comprender a fondo cómo se comportan los sistemas bajo presión y cómo sus fallas afectan a la cadena de suministro en general. La visibilidad juega un rol fundamental en este sentido. No se trata sólo de detectar cuando algo está fallando, sino de saber qué plataformas y procesos se usan, dónde están las dependencias de terceros y cómo interactúan los diferentes componentes en tiempo real. Sin ese conocimiento de la situación, es casi imposible anticipar los puntos de falla o planificar una recuperación eficaz.
Sin embargo, muy frecuentemente las organizaciones se enfrentan a una complejidad no examinada. Las capas de software, la infraestructura heredada y las herramientas aisladas de los proveedores ocultan lo que realmente está en riesgo y, cuando surge un problema, los equipos pueden verse obligados a resolverlo a ciegas, perdiendo un tiempo valiosísimo. Un factor importante que contribuye a estos puntos ciegos es la prevalencia de sistemas de “caja negra”, los cuales, ya sea por documentación limitada, control de terceros o diseños heredados, generan incertidumbre. En situaciones de crisis, incluso identificar la causa raíz de una interrupción puede ser un desafío.
Si los equipos no comprenden cómo funciona un sistema o cómo se conecta con otros, los esfuerzos de recuperación pueden estancarse rápidamente. Esto se vuelve especialmente problemático en entornos donde las funciones de TI y TO están desconectadas. Las industrias de manufactura y logística, entre otras, que emplean las cadenas de suministro de forma intensiva, suelen depender de sistemas operativos que no se comunican fácilmente con las plataformas digitales más nuevas. Las brechas de visibilidad se agravan cuando la propiedad de tales sistemas no es clara o cuando la responsabilidad está fragmentada entre departamentos. Sin líneas de responsabilidad claras y un conocimiento integrado del sistema, la resiliencia permanece inalcanzable.
Claves para construir una resiliencia duradera
Las estrategias modernas de resiliencia deben priorizar la recuperación tanto como la prevención. Es fundamental saber cómo pueden fallar los sistemas, pero también cuánto tiempo se puede tolerar una interrupción y con qué rapidez se puede restaurar la funcionalidad. La preparación para la recuperación implica mapear proactivamente las dependencias, probar regularmente los sistemas en condiciones reales y prepararse para una amplia gama de escenarios, incluyendo aquéllos en los que los proveedores externos podrían no responder con prontitud.
Las soluciones de respaldo pueden restaurar datos, mas, sin una visión completa de la interdependencia del sistema, la recuperación puede estancarse. La resiliencia se trata de restaurar la función, más allá de los archivos. Esto requiere una preparación basada en la visibilidad y, en este sentido, mejorar la visibilidad requiere que las empresas maduren su enfoque de los datos y la colaboración, lo cual implica pasar de la resolución reactiva de problemas a un conocimiento proactivo del sistema. Cuando los líderes de TI y de la cadena de suministro están alineados en torno a objetivos comunes, los equipos pueden desarrollar una comprensión más integral del comportamiento del sistema y el riesgo del negocio.
Una vez que los equipos hablan el mismo idioma sobre el comportamiento del sistema y las necesidades de recuperación, es más fácil coordinarse bajo presión para realizar acciones críticas como mapeo de las dependencias internas del sistema, auditoría de integraciones de terceros, ejecución de simulaciones de recuperación, creación de documentación y capacitaciones para un entendimiento compartido o fomento de la responsabilidad compartida de los resultados de resiliencia.
Ahora bien, ¿por dónde empezar? El primer paso para la resiliencia de la cadena de suministro es obtener visibilidad de los entornos internos. Las organizaciones deben identificar sus aplicaciones más críticas, catalogar las dependencias conocidas y documentar dónde existen lagunas de comprensión. A partir de ahí, los equipos pueden evaluar su capacidad de recuperación y medir la eficacia de dichos esfuerzos.
Este trabajo interno preparatorio sienta las bases para optimizaciones más amplias, además de reducir el riesgo que suponen las herramientas o servicios de terceros que pueden fallar o tener un rendimiento inferior al esperado en una crisis. Si bien los proveedores externos son una parte inevitable de las cadenas de suministro modernas, no deberían ser un misterio. Las empresas deben esforzarse por lograr la transparencia y garantizar que los sistemas de los proveedores no se conviertan en puntos únicos de falla.
Las cadenas de suministro resilientes no surgen de la intuición, sino de una comprensión clara de cómo funcionan realmente las cosas. La capacidad de comprender cómo funcionan los sistemas, cómo fallan y cómo pueden recuperarse es vital para la planificación de la continuidad a largo plazo. Al centrarse en los sistemas internos, mejorar la colaboración interfuncional y probar proactivamente los procedimientos de recuperación, los negocios pueden reducir la incertidumbre y fortalecer su respuesta ante las disrupciones. La resiliencia se vuelve menos reactiva, más repetible y, a fin de cuentas, más confiable.
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