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Conoce el tacto remoto: tu extraña capacidad de detectar objetos sin tocarlos directamente

Una investigación de la Queen Mary University of London demuestra que los seres humanos pueden sentir objetos enterrados en un medio granular sin tocarlos directamente ni verlos. Los científicos llaman a esta habilidad “tacto remoto” y la comparan con la de algunas aves que localizan su alimento en la arena al enterrar su pico. El reporte constituye uno de los primeros esfuerzos por documentar un campo receptivo ampliado de la piel humana.

El estudio tiene una importante acotación: no es una demostración de un fenómeno metafísico sensorial sin comprobar. Los participantes evaluaron la sensibilidad de sus manos al hundirlas en una caja de arena. En todo momento, un medio físico tocó la piel. Según los resultados, las personas detectaron objetos enterrados antes de entrar en contacto con ellos o, si se prefiere, por vía remota.

El sutil cambio en la distribución de los granos microscópicos alrededor de un objeto enterrado proporcionó información clave para que los participantes determinaran su ubicación, incluso sin verlo. Las terminaciones nerviosas y sus receptores mecánicos, responsables del sentido del tacto, distinguieron diminutas variaciones de densidad en el medio físico.

Los investigadores concluyen que la prueba de tacto remoto demuestra una sensibilidad mayor de la esperada en las manos humanas y amplía la comprensión de los límites del sentido del tacto. Además, aporta evidencia cuantitativa de una habilidad táctil no documentada previamente. Los resultados se presentaron en la Conferencia Internacional IEEE sobre Desarrollo y Aprendizaje (ICDL).


El ser humano comprende su entorno gracias a sus sentidos sensoriales, aunque la ciencia no se pone de acuerdo sobre cuántos son en realidad.


Aves, humanos y robots con tacto remoto

En aves como el correlimos común (Calidris alpina), el pico contiene terminaciones nerviosas tan sensibles que funciona como un sensor de proximidad. Cuando clava el pico en el lodo o la arena, los granos se desplazan bajo la superficie y, al tocar un gusano o crustáceo enterrado, el ave lo detecta de manera indirecta.

Los investigadores también replantean los límites de la sensibilidad táctil humana y consideran que el hallazgo puede servir para mejorar las herramientas de detección en robots. Añadir mejores capas sensoriales basadas en la naturaleza les dará más datos que puedan aprovecharse.

“Al utilizar la percepción humana como modelo, los ingenieros pueden diseñar sistemas robóticos que integran una sensibilidad táctil similar a la natural para aplicaciones del mundo real, como sondeo, excavación o tareas de búsqueda donde la visión es limitada”, señala un comunicado publicado por la universidad británica.

La palma de la mano contiene miles de terminaciones nerviosas y varios tipos de receptores mecánicos especializados. Las yemas de los dedos concentran mecanorreceptores capaces de diferenciar texturas finas y presión constante. La palma alberga principalmente receptores de vibraciones profundas y cambios de superficie. En toda la piel existen receptores que perciben variaciones de temperatura y dolor.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/podemos-sentir-objetos-sin-tocarlos-o-verlos-este-estudio-expone-el-tacto-remoto-que-compartimos-con-algunas-aves

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