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Hong Kong arde, y culpar al bambú no alcanza para explicarlo

El bambú también es un material orgánico y puede arder, como ha ocurrido en otros casos. Su durabilidad depende de su calidad, tratamiento, estado de conservación y método de montaje. Pero hay que distinguir entre un material que se inflama rápidamente y propaga el fuego a nivel superficial y un elemento estructural que puede fallar o no tras una exposición prolongada al calor. En el caso de Hong Kong, los materiales para tejados parecen entrar en este último caso.

Por qué el bambú se utiliza en la construcción desde hace miles de años

En Hong Kong, el bambú no es solo un material de construcción: es una trama que narra la ciudad. Una retícula que aparece y desaparece en las fachadas de los edificios. Para quienes crecen entre Kowloon y la isla de Hong Kong, ver un edificio de 30 o 40 plantas envuelto en kilómetros de finas cañas es lo más natural del mundo. En realidad, es una práctica arraigada en siglos de historia y un conocimiento técnico muy poco común, custodiado por un puñado de artesanos altamente calificados. El bambú se utiliza como andamio en China desde hace al menos 3,000 años.

La razón es sencilla: crece en abundancia, es extremadamente ligero, soporta grandes cargas gracias a su estructura fibrosa y además puede manejarse en espacios reducidos. En provincias meridionales como Guangdong, Guangxi y Fujian, la humedad permite que el bambú crezca rápidamente y con formas muy robustas. Por eso, su uso se ha convertido en una tradición arraigada en la construcción.

Cuáles son los riesgos

Por supuesto, existen algunos perfiles de riesgo. La durabilidad del bambú puede verse comprometida por la humedad, los ataques de insectos o las grietas que se desarrollan a medida que la caña envejece. Otra característica clave es que las conexiones en los andamios de bambú dependen en gran medida de la mano de obra del artesano; las ligaduras y los nudos son elementos críticos para la transmisión de cargas y para la estabilidad general. El rendimiento, por tanto, varía mucho con la habilidad de los trabajadores y la calidad del material utilizado. Cuando se trabaja en edificios altos, la variabilidad en la ejecución puede convertirse en vulnerabilidad estructural.

Muchas ciudades asiáticas, como Singapur y gran parte de China continental, han abandonado progresivamente los andamios de bambú, sustituyéndolos por soluciones modulares de metal. Hong Kong, sin embargo, sigue siendo una excepción. Elasticidad, resistencia, ligereza, transportabilidad en callejones estrechos, bajo costo, montaje rápido, identidad urbana. Todas estas son razones técnicas, económicas y culturales por las que el bambú se ha utilizado ampliamente en la antigua colonia británica.

Un arte milenario con reglas modernas

Pero cuidado, porque el bambú no es sinónimo de “pobreza técnica”. La ciudad ha construido uno de los marcos de seguridad más estrictos del mundo para el uso de andamios tradicionales, con un conjunto de normas que incluyen formación profesional obligatoria, inspección y supervisión constantes, seguridad de los materiales, anclajes y normas de construcción controlada. Los accidentes con andamios de bambú rara vez se deben al fallo de la estructura principal. Más a menudo, como demuestran casos recientes, los problemas surgen de los materiales externos. Tal podría ser el caso del complejo de viviendas Wang Fuk, escenario de una de las mayores tragedias de Hong Kong en las últimas décadas. Aunque puede que esto no salve el futuro de un arte antiguo que se ha convertido en industria, o de una industria moderna que también ha seguido siendo arte.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.

DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/hong-kong-arde-y-culpar-al-bambu-no-alcanza-para-explicarlo

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