Identifican un circuito cerebral clave en el TOC que abre la puerta a nuevas terapias

Un equipo de investigadores en Suecia logró identificar las conexiones cerebrales asociadas con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Estudios previos han demostrado que los humanos y otras especies pueden quedarse atrapados en determinados comportamientos; sin embargo, hasta ahora se desconocía cómo se expresa este fenómeno en el cerebro.
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos define el TOC como un trastorno crónico en el que los pacientes experimentan pensamientos incontrolables y recurrentes (obsesiones), realizan conductas repetitivas (compulsiones) o muestran una combinación de ambas. La institución señala que quienes viven con esta afección presentan síntomas desgastantes que consumen tiempo, generan angustia considerable y pueden interferir en su vida cotidiana.
Pese a que las causas de la afección no se conocen con exactitud, actualmente existen diversos tratamientos diseñados para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen. No obstante, los hallazgos del nuevo estudio elaborado por científicos del Instituto Karolinska podrían conducir al desarrollo de terapias más precisas.
De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Science Advances, se ha identificado una conexión entre el hipotálamo lateral —encargado de regular la temperatura corporal, el hambre, la sed, el sueño y el estado de ánimo— y la habénula lateral, responsable de procesar señales de desagrado e involucrada en la generación de conductas aversivas. Esta vía es controlada por un grupo de neuronas sensibles al estrés conocidas como Esr1+.
Los especialistas hallaron que estas células se conectan directamente con otras neuronas situadas en el núcleo accumbens (ACB), una región que procesa las motivaciones y las transforma en acciones, por lo que desempeña un papel central en las sensaciones de placer, recompensa, adicción y otros comportamientos.
Utilizando un modelo con ratones, el equipo buscó comprender cómo este circuito influye en la conducta y su posible relación con trastornos como el TOC. Para ello, activaron artificialmente las neuronas ACB y Esr1+ mediante técnicas de optogenética (estimulación con luz) y quimiogenética (activación mediante compuestos químicos). A través de estos métodos pudieron “encender” el circuito completo o solo partes de él, sin afectar otras áreas del cerebro.
¿El TOC se podría “desactivar” a nivel cerebral?
Con este procedimiento, los autores lograron inducir un estado negativo en los animales que derivó en conductas repetitivas, como cavar y olfatear, incluso cuando había comida u otras recompensas disponibles. Estos comportamientos imitaron los síntomas característicos del TOC.
Tras múltiples experimentos, los investigadores observaron que, al activar de forma reiterada la conexión entre el núcleo accumbens y el hipotálamo, los ratones desarrollaron de manera gradual conductas repetitivas que llegaron a priorizar por encima de necesidades naturales como alimentarse o socializar.
“Esto nos da una nueva comprensión de cómo el cerebro puede priorizar ciertos comportamientos sobre otros, incluso cuando no son funcionales ni gratificantes”, afirmó Konstantinos Meletis, profesor del Departamento de Neurociencia del Instituto Karolinska y líder del estudio.
El equipo también descubrió que, al desactivar la conexión del hipotálamo hacia la habénula, la conducta compulsiva desapareció. “Hemos identificado un circuito cerebral que puede cambiar el comportamiento a un modo repetitivo. Esto nos ayuda a entender cómo surgen las acciones compulsivas y puede contribuir a comprender mejor afecciones como el trastorno obsesivo-compulsivo y la adicción”, añadió Meletis.
Los autores reconocen que, pese a la relevancia de sus hallazgos, se requiere más investigación para determinar, por ejemplo, cómo las alteraciones en las conexiones neuronales, los cambios en la actividad cerebral y las variaciones en ciertos neurotransmisores pueden influir en la aparición de comportamientos repetitivos o impulsivos. No obstante, subrayan que sus descubrimientos ofrecen una base biológica para entender cómo surgen trastornos como el TOC y las adicciones, y abren la puerta al diseño de tratamientos más específicos a nivel neuronal.
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