Los territorios indígenas de América Latina enfrentan una presión extractiva sin precedentes, alerta nuevo análisis geoespacial

Para México, el informe señala que más de 90 concesiones mineras activas cubren territorios indígenas en 31 municipios de la Sierra Norte de Puebla. Mientras, en Nicaragua, el 78% de toda la pérdida de bosque primario registrada en 2024 se concentró en Bosawas, un territorio indígena.
«Se dice que la Madre Amazonía da lluvia a las nubes y crea ríos en el cielo. Si el bosque desaparece, se llevará la lluvia y los ríos con él», advirtió Fany Kuiru, Coordinadora General de la COICA. «No es un acto de solidaridad, sino de supervivencia: si la Amazonía desaparece, se llevará con ella nuestro futuro compartido».
Esta presión no es solo territorial, sino también humana. El informe destaca que entre 2012 y 2024, al menos 1,692 defensores del medio ambiente fueron asesinados o desaparecieron en los países de la GATC. De estos homicidios, 208 estaban directamente vinculados a industrias extractivas y 131 a la tala.
El detalle en Latinoamérica es particularmente crítico. En Ecuador, a pesar de un histórico referéndum nacional en 2023 que votó contra la perforación en el Parque Nacional Yasuní, el gobierno no ha cumplido y solo el 4% de los pozos han sido cerrados. El análisis muestra cómo el 64% de las 800,000 hectáreas del territorio legal Waorani están superpuestas por bloques petroleros. En Perú, el corredor propuesto Yavarí-Tapiche, vital para los Pueblos Indígenas en Aislamiento (PIACI) y que conserva un 99% de bosque intacto, enfrenta amenazas de bloques petroleros en el 10% de su área y concesiones de tala en 500,000 hectáreas.
La presión se extiende por todo el continente. En Nicaragua, el país registró en 2024 la tasa de pérdida de bosque primario más alta del mundo; el 78% de esa destrucción se concentró en la Reserva de la Biósfera de Bosawás, hogar de la comunidad Mayangna (Sumo). En México, las comunidades de la Sierra Norte de Puebla, que han logrado aumentar su cubierta forestal, enfrentan más de 90 concesiones mineras ; los mapas del informe revelan que las concesiones de petróleo y gas se superponen con el 20% de sus tierras y las mineras con el 14%.
Las soluciones ya existen
Pese al asedio, el informe enfatiza que estas comunidades no solo resisten, sino que implementan activamente las soluciones climáticas más efectivas. En Guatemala, las concesiones forestales comunitarias en la Reserva de la Biósfera Maya han logrado una tasa de deforestación «casi nula», registrando solo un 1.5% de pérdida entre 2014 y 2024, una cifra siete veces menor que el promedio nacional (11%). En Colombia, las Entidades Territoriales Indígenas (ETI) mantienen intacto más del 99.5% de sus bosques. Y en Panamá, el territorio de Gunayala es un ejemplo de 100 años de autonomía indígena legalmente reconocida, donde el autogobierno gestiona un modelo de turismo sostenible basado en la naturaleza.
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