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Si quieres un cerebro más joven, aprende otro idioma

Hablar más de un idioma no solo puede ampliar las oportunidades laborales. Un nuevo estudio sugiere que las personas multilingües tienen un 50% menos de probabilidades de presentar envejecimiento biológico y cognitivo acelerado en comparación con quienes solo dominan una lengua.

Investigaciones previas ya habían demostrado que hablar varios idiomas optimiza diversas funciones cognitivas (como la atención y la memoria), las cuales suelen deteriorarse con la edad. Sin embargo, según los autores del nuevo trabajo, muchos de esos estudios presentan limitaciones importantes, entre ellas, el uso de muestras pequeñas y métodos que no contemplan variables que influyen en los niveles de envejecimiento.


Un experimento con ratones confirmó que el segundo cromosoma X en las hembras se activa cuando alcanzan la vejez, expresando genes que frenan el deterioro cognitivo.


La nueva investigación tomó como punto de partida la medición de la brecha de edad bioconductual, es decir, la diferencia entre la edad cronológica y la expresada en función de factores como la salud, la educación, los riesgos médicos y el rendimiento general. El objetivo fue determinar si el multilingüismo realmente puede acelerar o retrasar el envejecimiento cerebral.

Para ello, los investigadores recopilaron datos biológicos y conductuales de 86,149 personas de entre 51 y 90 años provenientes de 27 países europeos. El primer conjunto de datos se obtuvo de las bases demográficas públicas de cada país, mientras que el segundo provino de entrevistas presenciales estandarizadas.

La información fue analizada mediante un modelo de inteligencia artificial personalizado, entrenado para estimar la edad de cada participante con base en su salud, capacidades cognitivas y contexto. El algoritmo consideró variables biológicas como el sexo, la presencia de enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes o cardiopatías), la pérdida de capacidades sensoriales (vista y audición), trastornos del sueño, obesidad, desnutrición o sobrepeso. Además, integró factores conductuales y de estilo de vida, como la capacidad funcional, el nivel educativo, la actividad física, el bienestar autodeclarado, la salud cognitiva y el consumo de alcohol.

Susan Teubner-Rhodes, psicóloga cognitiva de la Universidad de Auburn, en Alabama, quien no participó en la investigación, destacó que el estudio “utilizó una muestra muy grande y geográficamente diversa, lo que permitió controlar varios factores de confusión comunes en los estudios sobre multilingüismo, como la condición migratoria o el nivel socioeconómico”.

Con esta información, el sistema calculó la edad estimada por los marcadores biológicos de cada participante, comparándola con su edad cronológica y con el número de idiomas que hablaba. Los autores explican que “una brecha de edad bioconductual elevada puede indicar que una persona está envejeciendo particularmente rápido o lento”. En otras palabras, cuando la diferencia entre ambas edades es negativa, el individuo muestra un envejecimiento inferior al esperado según su edad cronológica; cuando es positiva, su envejecimiento cognitivo es más acelerado.

Los resultados mostraron que hablar al menos un idioma extranjero reduce a la mitad el riesgo de envejecimiento cognitivo acelerado, mientras que ser monolingüe incrementa significativamente dicho riesgo.

¿Por qué hablar más de un idioma beneficia al cerebro?

Hernán Hernández, neurocientífico de la Universidad Adolfo Ibáñez, en Santiago de Chile, y coautor del estudio, indicó que el efecto es dosis-dependiente: a mayor número de idiomas, mayor protección. Explica que esto se debe a que, al usar múltiples lenguas, el cerebro activa funciones específicas relacionadas con la planificación, la memoria, la atención y la autorregulación. “Este entrenamiento constante mantiene activas las redes cerebrales más vulnerables al envejecimiento, lo que favorece una mayor resiliencia cognitiva”, precisó.

El análisis, publicado en la revista Nature Aging, sugiere que el multilingüismo podría considerarse un mecanismo protector comparable con otros hábitos saludables, útil para preservar el funcionamiento cognitivo a lo largo del tiempo. “Promover la enseñanza de idiomas podría convertirse en una estrategia eficaz de política pública para fomentar un envejecimiento más lento y trayectorias vitales más saludables”, propone Hernández.

Jon Andoni Duñabeitia, catedrático de Psicología en la Universidad de Nebrija, quien tampoco participó en la investigación, subrayó a SMC España que el enfoque del estudio es sólido y relevante, pues aporta evidencia empírica convincente sobre la influencia de hablar varias lenguas en los procesos cognitivos y su impacto positivo en la salud general y en el curso natural del envejecimiento.

No obstante, el especialista matiza que el análisis no demuestra una relación causal directa, es decir, los resultados no prueban de manera definitiva que hablar varias lenguas retrase el envejecimiento, aunque sí evidencian que quienes lo hacen parecen envejecer de forma más favorable.

“El siguiente paso será identificar qué aspectos del uso de múltiples lenguas aportan mayor beneficio. La frecuencia con que se emplean, el contexto comunicativo, la tipología lingüística, el modo y la etapa de adquisición, entre otras variables, pueden desempeñar un papel modulador fundamental. Este nivel de detalle será clave para transformar la evidencia en políticas educativas y de salud pública que reconozcan el valor del multilingüismo como un recurso de bienestar”, concluyó Duñabeitia.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/si-quieres-un-cerebro-mas-joven-aprende-otro-idioma

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