Antes de regalar un smartphone a un niño, considera los riesgos a la salud que advierte un nuevo estudio

Si estás pensando en regalarle un smartphone a tu hijo preadolescente esta Navidad, quizá convenga reconsiderarlo. Un nuevo estudio indica que los niños que usan un teléfono inteligente antes de los 12 años presentan un mayor riesgo de desarrollar depresión, obesidad y alteraciones del sueño.
Esta conclusión proviene de un análisis elaborado por un equipo multidisciplinario de investigadores de diversas universidades y centros psiquiátricos de Estados Unidos, quienes examinaron los datos clínicos de casi 10,600 menores que participan en el Estudio del Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente, considerado el proyecto de largo plazo más amplio sobre desarrollo cerebral infantil realizado en ese país.
El propósito del trabajo, publicado en la revista Pedriatrics, era determinar si contar con un smartphone antes de cumplir 12 años se relaciona con mayores probabilidades de riesgo al bienestar físico y mental de los menores.
Para ello, los especialistas solicitaron a los cuidadores de más de 10,000 participantes información sobre si el menor poseía un teléfono inteligente y la edad precisa en la que recibió su primer dispositivo. Mediante modelos de regresión logística de efectos mixtos (que permiten controlar variaciones entre individuos y condiciones de muestreo) estimaron la relación entre la posesión del equipo y el riesgo de presentar las afecciones psicológicas, físicas y conductuales consideradas en el estudio.
El análisis también tomó en cuenta la edad, el género, la etnia y el grado de maduración física de los niños. Además, incorporaron datos sobre el nivel de supervisión parental y la disponibilidad de otros aparatos electrónicos en el hogar, como consolas de videojuegos, tabletas y computadoras.
Con esos elementos, los investigadores compararon los datos clínicos de 3,486 participantes que no tenían smartphone a los 12 años (según reportaron sus padres o tutores) con los de 6,739 menores que recibieron su primer dispositivo antes de esa edad.
Los resultados mostraron que quienes tuvieron acceso a un teléfono inteligente a los 12 años presentaron 31% más probabilidades de desarrollar depresión; 40% mayor riesgo de obesidad y 62% más posibilidades de sufrir alteraciones del sueño.
El estudio también detectó que, por cada año previo a los 12 en que un niño obtuvo su primer smartphone, el riesgo de presentar problemas de peso y trastornos del sueño aumentó 8 y 9%, respectivamente.
Un smartphone después de los 12 años de edad
Por otra parte, los autores dieron seguimiento a más de 3,000 adolescentes que inicialmente no tenían acceso a un smartphone. De ellos, 1,546 adquirieron uno antes de cumplir 13 años y 1,940 permanecieron sin usar estos dispositivos un año después de la primera medición.
Al comparar los resultados de ambos subgrupos y ajustarlos con base en sus registros clínicos previos, los especialistas encontraron que la probabilidad de desarrollar trastornos psicológicos, como depresión o ansiedad, aumentó 57% entre quienes recibieron su primer teléfono inteligente a los 13 años. Una tendencia semejante se observó en los trastornos del sueño, donde el riesgo creció 50%.
La relación encontrada entre las afecciones físicas y emocionales y el uso temprano de smartphones no implica causalidad. Los investigadores advierten que el estudio únicamente revela una asociación estadística. Sin embargo, trabajos previos sugieren que los jóvenes que obtienen teléfonos inteligentes a edades tempranas podrían experimentar dificultades para socializar de manera presencial.
De acuerdo con un informe de la empresa Influence Central, la edad promedio en la que los niños reciben su primer smartphone es de 10.3 años. Un año después, muchos ya han abierto entre cuatro y cinco cuentas en redes sociales.
Los autores reconocen que proporcionar un smartphone a los adolescentes se ha vuelto una práctica cada vez más extendida, al menos en Estados Unidos. Aclaran que el propósito de su trabajo no es culpar a los padres. Sin embargo, como señala Ran Barzilay, autor principal del estudio y psiquiatra infantil del Hospital de Niños de Filadelfia, es fundamental entender que “cuando le das un teléfono a tu hijo, debes pensar en ello como algo relevante para su salud y actuar en consecuencia”.
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