Estuvo extinto en México por 160 años, pero esta iniciativa ha traído de vuelta al imponente bisonte americano

Un total de 44 ejemplares de bisonte americano (Bison bison) ha regresado al norte de México gracias a un esfuerzo conjunto entre diversas asociaciones y dependencias gubernamentales. Se trata de 38 hembras y 6 machos provenientes del rancho El Uno, en Janos, Chihuahua, los cuales fueron liberados en la Unidad de Manejo para la Conservación para la Vida Silvestre «El Santuario» de Cuatro Ciénegas, Coahuila. 

Como explica el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, el Bison bison habitó en las planicies desde México hasta Canadá y llegó a tener poblaciones de hasta 40 millones de individuos. Debido a la caza excesiva y a la actividad agrícola y ganadera, esta especie estuvo al borde de la extinción a finales del siglo XIX. Desde 2009, nuestro país ha trabajado para recuperar al bisonte americano en estado silvestre.

Un «ingeniero» del ecosistema

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas informó que el traslado de esta manada (la tercera de conservación en México) busca ampliar la distribución del bisonte americano y fortalecer al restauración de los pastizales, así como contribuir a la regeneración del suelo y la retención de agua de lluvia. Por esta razón, a estos animales se les conoce como los «ingenieros» del ecosistema.

Además, al consumir el pasto seco, los bisontes evitan que este se convierta en combustible natural en época de incendios. De acuerdo con la Fundación Pro Cuatro Ciénegas, la reintroducción también ayudará a completar el ciclo en la cadena alimenticia de especies como el oso negro y el puma.

Gerardo Ruiz, director de la fundación, explicó que la reserva El Santuario es ideal para la reintroducción de la especie. Y es que, durante décadas, el área fue sobrepastoreada, lo que provocó que se erosionara y se convirtiera en desierto. La estrategia ahora es que el bisonte actúe como una «herramienta biológica« que ayude a revertir este proceso. Gracias al impacto de sus pezuñas, el estiércol y una rotación adecuada, se espera que el pastizal se regenere adecuadamente. 

Una especie al borde de la extinción

De acuerdo con Ozark Valley Bison Ranch, durante el siglo XIX, la caza de los bisontes debido a su piel llevó a estos animales al borde de la extinción. En aquella época, la cacería también fue fomentada por el gobierno estadounidense como forma de privar a los pueblos originarios de su principal fuente de alimento, para así obligarlos a dejar sus tierras o dividirse en grupos. 

«Prácticamente aniquilamos el bisonte. En gran parte debido a la expansión territorial de los colonos hacia el oeste y a las atrocidades cometidas contra los nativos americanos«, explicaba hace tiempo Chamois Andersen, de Defenders of Wildlife. Con la introducción de ganado también llegaron enfermedades que mermaron drásticamente las poblaciones. Para finales del siglo XIX, quedaban apenas 541 ejemplares.

Imagen | Conamp.

La recuperación del bisonte americano

Actualmente, los esfuerzos de diversos pueblos originarios en Estados Unidos trabajan activamente para recuperar al Bison bison, una especie con gran valor simbólico y cultural. Durante siglos, el bisonte fue su principal fuente de alimento, abrigo y materiales, por lo que su desaparición supuso una pérdida profunda.

DW cuenta el caso de la Reserva Wind River, en Wyoming, donde se busca crear un hábitat amplio y sostenible, donde los bisontes puedan prosperar como fauna silvestre y no como ganado. Actualmente, allí habitan alrededor de 3,000 ejemplares, mientras que otros 20,000 viven en más de 400,000 hectáreas de tierra tribal, donde se cuidan para fines ceremoniales, alimentarios y de conservación.

No obstante, en Estados Unidos, la recuperación de los bisontes se enfrenta a la fuerte oposición de los ganaderos de Montana, Idaho y Wyoming. Y es que algunos bisontes salvajes son portadores de brucelosis bovina, una enfermedad transmitida por primera vez por el ganado doméstico traído de Europa. Aunque ha sido erradicada en gran medida, aún puede ser devastadora para el ganado doméstico. A pesar de todo, los esfuerzos legales y de conservación han permitido avanzar en programas de cuarentena y reintroducción.

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