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Oriente Medio es para Trump una mina de negocios que hay que explotar a toda costa

Por si los problemas en la zona no fueran suficientes, Donald Trump en Oriente Medio arrastra la habitual cola de la polémica. Aparte de un rápido desvío a Roma para asistir al funeral del Papa Francisco, la misión al Golfo Pérsico representa el primer viaje oficial del presidente estadounidense en su segundo mandato. El magnate trae en la maleta los importantes logros en política exterior de las últimas horas (convenció a Pakistán e India para un alto al fuego, así como a los rebeldes Houtíes para que no dispararan más cohetes, y obligó a Israel a distribuir alimentos estadounidenses a Gaza, pasando por encima de Benjamin Netanyahu) que parecen enderezar la a veces confusa actuación de sus primeros cien días.

A pesar de ello, Trump también está siendo perseguido hasta el Golfo Pérsico por numerosas polémicas estadounidenses, con la oposición y los medios de comunicación señalando que este viaje corre el riesgo de ser más beneficioso para los asuntos privados del presidente que para los asuntos públicos y diplomáticos de Estados Unidos.

Empresarios que siguen a Trump a Oriente Próximo

Según The New York Times Trump ha dicho a sus ayudantes que pretende traerse de las petromonarquías del Golfo Pérsico acuerdos económicos y promesas de inversión por un total de un billón de dólares.

La fila de empresarios que siguen a Donald es notable: además de Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX y asesor en la revisión del gasto, también bajaron del Air Force One Larry Fink, CEO de BlackRock, y Jane Fraser, CEO de Citigroup.

Sentados a la mesa del príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman estaban ejecutivos de Amazon, Nvidia, OpenAI, Palantir, Uber, Coca-Cola, Google y Boeing. También estaba John Elkann, CEO de Exor, presidente de Ferrari y de Stellantis, un grupo automovilístico con una pluralidad de marcas estadounidenses en su cartera. La esperanza de los máximos responsables es cerrar el mayor número posible de negocios en la región, facilitado por el hecho de que mientras Trump aterrizaba en Arabia Saudí, el Departamento de Estado de EEUU autorizó la venta de aviones y material militar a EAU por valor de 1,400 millones de dólares.

Negocios familiares

Si el verdadero objetivo del viaje de Trump son los dólares, para el New York Times no hay mejor destino que el Golfo Pérsico, donde «unos pocos hombres ejercen una autoridad absoluta sobre una enorme riqueza«. Pero la enorme riqueza de Trump también está siendo radiografiada por sus adversarios políticos y los medios de comunicación (con todas las dificultades del caso debido a que el magnate aún no ha presentado sus declaraciones de la renta ni ha dado a conocer qué tipo de barreras piensa poner para separar sus negocios de su presidencia), ya que en la región se concentran numerosas empresas familiares.

La más activa en este sentido es sin duda ABC News (Donald suele referirse a ella como ABC News -ABC Noticias falsas-) que recuerda cómo el negocio de criptodivisas de la familia Trump, World Liberty Financial, anunció que una empresa con sede en Abu Dhabi realizaría una importante inversión de 2,000 millones de dólares en la compañía de divisas virtuales. No solo eso, la stablecoin USD1 presidencial (un activo digital diseñado para mantener un valor estable) se utilizará para completar la transacción de inversión de la empresa de inversión de Emiratos MGX en Binance.

Residencias de lujo de la Organización Trump en el Golfo Pérsico

Pero los negocios inmobiliarios en el Golfo Pérsico de la Organización Trump, el holding familiar dirigido por su hijo Eric Trump, tampoco pasan desapercibidos: después de todo, sería difícil no fijarse en el Trump International Hotel and Tower, un rascacielos de 80 plantas con un valor estimado de mil millones de dólares, donde se puede comprar un ático con un cheque de 20 millones. «Situado en Sheikh Zayed Road, a las afueras del centro de Dubai», reza el folleto, «esta maravilla arquitectónica ofrece vistas panorámicas del Burj Khalifa y el Golfo Pérsico». Cuenta con el Trump Golf Club, de 18 hoyos, rodeado de restaurantes, gimnasios, piscinas, tiendas y varias residencias de lujo. Trump también organizó recientemente un torneo de golf del LIV Golf Tour, patrocinado por Arabia Saudí, en su complejo Trump National Doral, cerca de Miami.

El avión de la polémica

«¿Cui prodest?» (¿a quién beneficia?) se preguntaban los antiguos. Y es la misma pregunta que está rebotando estas horas en diversos medios de comunicación estadounidenses. La respuesta parece bastante obvia en referencia a otra polémica que acompaña el viaje de Trump al Golfo Pérsico: el jumbo 747 de 400 millones de dólares que la familia real qatarí ha regalado al presidente estadounidense. El propósito sería equipar el hangar presidencial con un nuevo Air Force One a la espera de que Boeing entregue el último modelo (Trump ya se ha quejado de verse obligado a viajar en un avión «de hace 40 años», de hecho los dos 747-200B de la flota son de 1990 y 1991 respectivamente), pero según ha revelado ABC News el avión pasaría a la Fundación de la Biblioteca Presidencial Trump al final de su mandato.

Si todo esto se lee teniendo en cuenta que apenas el mes pasado la Organización Trump anunció un plan de inversión de 5,500 millones de dólares para construir un resort de golf de lujo en Qatar, en asociación con Qatari Diar, una compañía inmobiliaria respaldada por el fondo soberano qatarí , entonces este regalo (el más valioso en términos económicos jamás recibido por un inquilino de la Casa Blanca de parte de un gobierno extranjero) aunque a la luz del día corre el riesgo de tomar otras formas y cargarse de otros significados.

Lo que es seguro es que el preciado regalo qatarí se quedará por el momento en tierra, también porque tendrá que ser inspeccionado de arriba abajo por razones de ciberseguridad, mientras aumentan no solo las preguntas sobre el papel de las fundaciones que cada presidente abre al final de su mandato, sino sobre todo las muchas preguntas sobre los verdaderos intereses de Trump en el Golfo Pérsico, con los demócratas que han pedido una investigación temiendo no solamente la corrupción, sino también la injerencia externa de un país extranjero. El senador Chuck Schumer, comentó: «Es influencia extranjera de primera clase con espacio extra para las piernas».

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/oriente-medio-es-para-trump-una-mina-de-negocios-que-hay-que-explotar-a-toda-costa

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