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Europa tiene un plan contra los aranceles de Trump

La Comisión Europea prepara su respuesta a las amenazas arancelarias de Trump, apuntando al verdadero talón de Aquiles de EE UU: las gigantes tecnológicas. La «bazuca comercial» de Bruselas incluye varias opciones, que van desde impuestos digitales especiales sobre la publicidad y la intermediación, hasta sanciones multimillonarias a través de la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), con la posibilidad extrema de recurrir al mecanismo anti-coerción invocado por Francia.

La estrategia cobró nueva urgencia después de que el presidente Donald Trump anunciara, el fin de semana, aranceles del 30% sobre todos los productos europeos a partir del 1 de agosto. Ante esta escalada, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, prorrogó la suspensión de las contramedidas europeas, valoradas en 93,000 millones de euros, hasta comienzos de agosto, con el fin de dar tiempo a las negociaciones.


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Opciones digitales como elemento disuasorio

La llamada «bazuca comercial» de la UE representa un abanico de posibles medidas que Europa podría utilizar contra las empresas tecnológicas estadounidenses si fracasan las negociaciones, ya que Bruselas ve en este ámbito una palanca eficaz para influir en las decisiones de Washington. La primera opción incluye impuestos especiales digitales sobre la publicidad y la intermediación, instrumentos fiscales con los que ya han experimentado varios países europeos y que podrían ampliarse a través de una tasa europea de servicios digitales. Estos mecanismos afectarían directamente a los modelos de negocio de las gigantes, ya que gravarían los ingresos generados por los servicios digitales con independencia de la presencia física de las empresas en territorio europeo.

Una segunda opción sería la aplicación estricta de las recientes reformas de la Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales contra las infracciones existentes. La DMA ya ha identificado a seis «guardianes», Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance, Meta y Microsoft, que controlan 22 servicios de plataforma esenciales en la Unión Europea. Las infracciones detectadas acarrearían sanciones de hasta el 10% de la facturación global anual, lo que en el caso de Apple o Google se traduciría en decenas de miles de millones de dólares, mientras que por infracciones reiteradas la Comisión podría llegar hasta el 20% e incluso ordenar el desmantelamiento de partes de la empresa. La DSA añadiría más presión sobre las «plataformas online muy grandes» con más de 45 millones de usuarios activos mensuales en la UE, de hecho la Comisión podría endurecer el cumplimiento de las obligaciones sobre moderación de contenidos y transparencia de algoritmos. El objetivo estratégico europeo es también empujar a las empresas a presionar a la Casa Blanca para evitar una escalada que perjudicaría sus beneficios.


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El mecanismo anti-coerción como última opción

El arma más extrema que podría esgrimir Europa es el mecanismo anti-coerción (ACI), invocado por el presidente francés Emmanuel Macron como el último escudo de la Unión en caso de presión económica estadounidense. Este instrumento, que entró en vigor el 27 de diciembre de 2023, permitiría a la UE responder con rapidez a la presión económica exterior, pudiendo autorizar medidas como aranceles, restricciones a inversiones y servicios, exclusión de la contratación pública e incluso la revocación de derechos de propiedad intelectual. El mecanismo surgió a raíz de las represalias chinas contra Lituania por sus relaciones con Taiwán, y sería una respuesta proporcionada si Trump utilizara los aranceles para obligar a Europa a cambiar sus políticas.

La verdadera fuerza disuasoria del ACI reside en su capacidad para activarse rápidamente sin unanimidad entre los 27 Estados miembros, de hecho el Consejo podría decidir la coerción económica por mayoría cualificada a propuesta de la Comisión. Una vez establecida la coerción, Bruselas debería intentar primero dialogar con Washington a través de consultas, pero si estos intentos fracasan, la Comisión podría tomar contramedidas inmediatas. El mecanismo establece explícitamente que las medidas deben ser proporcionadas, selectivas y temporales, y solo se aplicarían mientras persista la violación.

En el contexto actual, el ACI podría ser invocado si la administración Trump utilizara los aranceles para obligar a Europa a cambiar sus regulaciones digitales, de hecho, esto encajaría perfectamente en la definición de presión económica para influir en las «legítimas opciones soberanas» de la UE. La estrategia de Bruselas pretende demostrar que Europa no está indefensa, de hecho podría convertir el sector tecnológico de la fortaleza estadounidense en vulnerabilidad utilizando el peso del mercado europeo como contrapeso en la guerra comercial.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/europa-tiene-un-plan-contra-los-aranceles-de-trump

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