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Código Futuro: De escribir código a escribir genomas; la IA se convierte en la biofundición de la vida

¡Hola, amigos de Código Futuro! Saludos desde la redacción de WIRED en Español. Después de una pausa por el WIRED Summit The big Interview, volvemos a la programación habitual.

Esta semana se sintió como si el futuro no estuviera llegando, sino que nos estuviera explotando en la cara. La Inteligencia Artificial ha cruzado otra barrera que creíamos inmutable: la de la vida misma. Ya no solo estamos hablando de cómo la IA redefine nuestros trabajos o nuestras interacciones sociales; estamos hablando de vida generada por IA, de bioseguridad y de reescribir la biología.

Y mientras la ciencia se adentra en el territorio de lo divino, el CEO de Meta augura una desventaja cognitiva si no usamos sus nuevas gafas; una startup desafía el monopolio de la creatividad de Hollywood y una de las empresas de software de vigilancia más poderosas del mundo se diversifica vendiendo bolsos de diseño. La línea entre lo fundamental y lo absurdo se está borrando casi por completo.


Mark Zuckerberg, CEO de Meta, afirma que quien no lleve gafas inteligentes estará en «desventaja cognitiva» en el futuro. Pero tendrás que pagar un alto precio social por esa inteligencia añadida.


La IA acaba de diseñar virus

Imaginen por un momento que la vida no es algo fijo, sino un código que se puede editar y generar. Eso es precisamente lo que ha logrado un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford.

Utilizaron IA generativa —sí, la misma tecnología detrás de DALL-E, ChatGPT y Midjourney— entrenada en vastas secuencias de ADN, ARN y proteínas para diseñar bacteriófagos, que son virus que atacan y matan bacterias. De 302 candidatos generados, 16 funcionaron en pruebas de laboratorio, eliminando con éxito cepas de E. coli resistentes a los fármacos. Los investigadores lo llamaron: «un paso hacia la vida generada por IA«.


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Los modelos de IA se habían empleado para producir secuencias de ADN, algunas proteínas y complejos multicomponentes. Sin embargo, esta es la primera ocasión en que se diseña un genoma completo de manera artificial.


Si esto se valida y escala, la IA se convierte en una biofundición, diseñando terapias y descubriendo fármacos a una velocidad que los laboratorios convencionales no pueden igualar. Reemplaza años de ensayo y error por segundos de cálculo. Esto podría ser el fin de la crisis de resistencia a los antimicrobianos, reescribiendo de paso la I+D farmacéutica.

Diseñar una cura no es tan diferente de diseñar una amenaza. Si la IA puede generar un virus benigno para matar una bacteria, ¿qué le impide generar uno con intención opuesta? Las normas de bioseguridad no están diseñadas para un mundo donde cualquiera con acceso a un prompt puede, en teoría, generar material biológico. La IA ha pasado de escribir código a escribir genomas, y las industrias basadas en la “vida como algo fijo” ahora enfrentan la vida como algo programable.

El Jaque Mate algorítmico de Hollywood

Amit Jain, exlíder de visión artificial de Apple y fundador de Luma AI, acaba de lanzar Ray 3, un modelo de video generativo que afirma puede «razonar». Pero fue su comentario incendiario sobre Hollywood lo que me hizo pensar. Jain declaró que la industria está «muerta» si no adopta la IA para reducir costos y generar nuevas ideas, criticando su obsesión por reciclar las mismas franquicias.

Si Jain tiene razón, la IA no es un juguete de efectos especiales, es la palanca que destroza Hollywood. El dominio de los grandes estudios se basa en su monopolio sobre la producción de alto costo: éxitos de taquilla de 200 millones de dólares. Ese dominio se desmorona cuando creadores independientes pueden probar 50 ideas con una fidelidad de estudio por una fracción del costo. El riesgo para Hollywood no es que la IA reemplace a los actores, sino que reemplace el monopolio sobre la novedad. Cuando cualquiera puede filmar una película taquillera en una laptop, la «aversión al riesgo» de Hollywood —esa tendencia a financiar solo secuelas y reboots— deja de ser una estrategia y comienza a ser un suicidio.

La estética de la vigilancia y la desventaja cognitiva

Dos noticias más ilustran el extraño punto en el que nos encontramos:

Palantir, la nueva marca de lifestyle: La empresa que vende software a militares para organizar ataques con drones y a autoridades de inmigración para identificar y detener personas, ahora vende bolsos de mano y shorts de 99 dólares con la marca «PLTR-TECH». Es un ejercicio de branding escalofriante. La tecnología de vigilancia y gestión de la guerra se envuelve en una estética de moda de nicho. Es como si el software más intrusivo quisiera legitimarse como un objeto de deseo, un fetiche tecnológico.


Collage de hombres blancos vestidos de negro, banderas estadounidenses, estampado de camuflaje militar y la frase

La gigante de la tecnología de defensa, Palantir, pone a la venta camisetas y bolsas de mano para animar a sus seguidores a respaldarla públicamente.


Zuckerberg y la Desventaja Cognitiva: Durante una conferencia, Mark Zuckerberg afirmó que las personas que no usen gafas inteligentes con IA, idealmente las de Meta, se encontrarán en una «desventaja cognitiva bastante significativa» en comparación con quienes sí las utilicen. La noción es distópica: la IA ya no como una herramienta, sino como un requisito para funcionar al nivel básico de la sociedad. La ironía fue inmediata: durante la demostración de las nuevas gafas, el asistente de voz fue activado por error por todas las gafas en la sala, resultando en un coro de asistentes hablando al unísono. Un fallo cómico, pero que revela la fragilidad de este tipo de promesas.

Mientras la IA nos promete una vida programable, el capitalismo tecnológico nos exige un upgrade constante para no quedarnos atrás, vendiéndonos el acceso a la «cognición superior» junto con merchandising de vigilancia.

Una noticia de ciencia que parece de ciencia ficción

En medio de todo este caos digital, hay avances silenciosos en el mundo biológico que son pura ciencia ficción:

Una investigación publicada en Cell Stem Cell describe el riñón artificial más parecido al original jamás fabricado. Los científicos crearon un organoide a partir de células madre que, por primera vez, presenta varias características clave del órgano original, el segundo más complejo de nuestro cuerpo, después del cerebro.

riñón artificial

Con células madre han producido un órgano con estructuras internas extremadamente similares a las naturales.

Aunque estamos lejos del trasplante de un riñón de probeta, este avance es monumental. La medicina regenerativa busca eliminar la necesidad de donantes, el problema del rechazo y salvar innumerables vidas. La capacidad de replicar la intrincada red tubular del riñón es un hito técnico y biológico. Es un recordatorio de que, incluso mientras la IA reescribe la vida a nivel de código genético, la ciencia hardcore sigue luchando por mejorarla a nivel estructural.

Lo que estoy leyendo: Las devoradoras de luz

Estos días me he sumergido en un libro hermoso: Las devoradoras de luz: Cómo la inteligencia de las plantas ofrece una nueva comprensión de la vida en la Tierra, de la periodista Zoë Schlanger. ¡Se los recomiendo mucho! Esta lectura me la acercó Alejandra Ortíz una bióloga y divulgadora de la ciencia fuera de serie que, además de conducir un podcast llamado Mándarax, tiene un club sobre libros de divulgación científica.

Este libro me recuerda que la vida, incluso la que parece más pasiva, es una maravilla de creatividad biológica. Schlanger explora los descubrimientos más recientes: las plantas se comunican, reconocen a sus parientes, escuchan y almacenan recuerdos útiles para su supervivencia. No tienen un cerebro humano, pero han desarrollado lo que parece ser un sistema paralelo de inteligencia.

La lección es profunda: la inteligencia no tiene por qué imitar la humana para ser funcional, compleja y adaptable. Los sistemas de las plantas son distribuidos, descentralizados y sostenibles, cualidades que los ingenieros de IA luchan por replicar en las redes neuronales. ¿Es la inteligencia de las plantas, evolucionando durante milenios sin moverse, una pista sobre cómo la IA podría lograr una conciencia distribuida que no se parezca a la nuestra?

DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/codigo-futuro-de-escribir-codigo-a-escribir-genomas-la-ia-se-convierte-en-la-biofundicion-de-la-vida

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