Los conservadores de EE UU están obsesionados con vincular a las personas trans con el terrorismo

Los expertos afirman que la presión de Heritage no solo distorsiona los datos, sino que también desvía la atención de los movimientos extremistas que realmente impulsan la violencia: redes de extremistas violentos nihilistas, movimientos neofascistas aceleracionistas y actores solitarios motivados por todo tipo de agravios derivados de la guerra cultural de extrema derecha. Jonathan Lewis, investigador del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington, menciona a WIRED: «No hay ninguna publicación académica que yo conozca que haya encontrado una relación causal entre la identidad de género de un individuo y su radicalización o movilización, ni que establezca ninguna base para tal argumento».
«Cualquier marco definitorio que solo incluya ocho de los cientos de tiroteos en escuelas de la última década tiene un valor analítico cuestionable», añade Lewis.
Los defensores de los derechos civiles consideran que la propuesta y la orden ejecutiva de Trump trabajan de la mano: movimientos que redefinen la oposición política como extremismo y abren la puerta a atacar a las comunidades marginadas. «Hoy vimos el último intento de esta administración de dividir, asustar e intimidar a quienes trabajan para promover la libertad y la igualdad», sujeta Kelley Robinson, presidenta de Human Rights Campaign. Calificó el intento de etiquetar a los opositores como extremistas de «peligroso, inconstitucional y antiestadounidense», y parte de una escalada más amplia de la administración para convertir la identidad de las personas en características sospechosas y motivos de persecución.
El momento es también notable, ya que los recursos federales para la lucha contra el terrorismo doméstico se están reduciendo de forma constante.
Este año, el FBI ha desviado sistemáticamente recursos de las investigaciones sobre terrorismo doméstico, retirando personal de unidades especializadas y descartando herramientas utilizadas durante mucho tiempo para rastrear casos de extremistas. En mayo, se ordenó a los agentes de las oficinas de campo que dedicaran al menos un tercio de su tiempo a la aplicación de las leyes de inmigración, lo que obligó a los especialistas en seguridad nacional a realizar tareas muy alejadas de las funciones tradicionales de la agencia. Algunos agentes de lucha antiterrorista fueron repentinamente reincorporados a sus antiguos puestos tras el ataque estadounidense contra instalaciones nucleares iraníes, un revés que no hizo sino subrayar el caos generado por los constantes cambios de prioridades.
Al mismo tiempo, la administración había eliminado decenas de millones de dólares en subsidios federales destinados a la prevención del terrorismo, cerrando programas clave del Centro de Programas y Asociaciones de Prevención del Departamento de Seguridad Nacional. El senador Dick Durbin, miembro de mayor rango del Comité Judicial del Senado, lo calificó como una «amplia retirada institucional» de la investigación sobre terrorismo doméstico, aun cuando los expertos siguen advirtiendo sobre la intensificación del peligro.
Otros analistas afirman que la retirada equivale a abandonar por completo la lucha contra el extremismo interno, en uno de los peores momentos posibles.
Desviar la atención de lo importante
La Fundación Heritage, cuyas recomendaciones políticas del Proyecto 2025 han sido ampliamente adoptadas por la administración Trump, está instando al FBI a crear la designación de terrorismo «TIVE», en medio de la propaganda antitrans cada vez más ferviente de los grupos de derecha.
Un super PAC asociado al American Principles Project (APP), un grupo socialmente conservador, a menudo alineado con Heritage en política cultural y cuestiones transgénero, ha lanzado esta semana agresivos anuncios de campaña dirigidos, por ejemplo, a la representante estadounidense Mikie Sherrill, demócrata de Nueva Jersey, por su apoyo a los derechos de las personas transgénero. El anuncio presenta las posturas de Sherrill, y de las personas transgénero, en términos escabrosos y grotescos, un sello distintivo del enfoque del APP en los últimos años, en su intento de convertir las cuestiones trans en una cuña electoral en los comicios al Congreso.
El grupo, dirigido por Terry Schilling, ha convertido la oposición a los derechos de las personas transgénero en un elemento central de su estrategia política, difundiendo anuncios provocativos en varios estados con el objetivo de provocar una reacción violenta entre los votantes que rechazan el derecho de las personas trans a existir. Schilling no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.
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