La mayoría de la cervezas analizadas en este estudio contienen químicos eternos

La cerveza es una bebida ancestral conocida por la humanidad y una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el mundo actual. En su proceso de elaboración se utilizan grandes cantidades de agua, se calcula que se requieren hasta 7 litros de agua para producir un solo litro de cerveza.
En un estudio que podría sacudir la industria de bebidas alcohólicas, un equipo de investigadores de la sociedad sin fines de lucro, RTI International, analizó 23 cervezas vendidas en EE UU y descubrieron que el 95% de ellas contenían sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), o «químicos eternos», que son una fuente potencial de contaminación del agua potable y un peligro cancerígeno.
«Como bebedora ocasional, me preocupaba que los PFAS del agua del grifo pudieran haber llegado a los vasos de cerveza. Esperamos que nuestros hallazgos ayuden a mejorar el tratamiento del agua y a crear políticas para reducirlos», explica Jennifer Hoponick Redmon, autora principal del estudio.
Los PFAS se conocen como «químicos eternos» por su resistencia a la degradación debido a los fuertes enlaces químicos entre el carbono y el flúor. Se trata de una sustancia artificial que se ha utilizado en una amplia gama de aplicaciones, como revestimientos antiadherentes de los utensilios de cocina, aerosoles impermeabilizantes y envases alimentarios. Se acumula fácilmente en el cuerpo de los organismos vivos y tarda mucho tiempo en excretarse, lo que suscita preocupación por sus efectos sobre el cáncer y el sistema inmunitario.
Contaminación de las fuentes de agua en la cerveza
No todos los PFAS están reconocidos como nocivos para la salud humana, pero el PFOS (ácido perfluorooctanesulfónico), utilizado en agentes de tratamiento de revestimientos y productos químicos espumantes contra incendios, y el PFOA (ácido perfluorooctanoico), utilizado en repelentes de agua y tensioactivos, son contaminantes ambientales muy tóxicos que se acumulan fácilmente en el cuerpo humano. Según Redmon y su equipo, algunas de las cervezas analizadas en el estudio contenían PFOS y PFOA en concentraciones superiores a las normas de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA).
La contaminación era especialmente notable en la cerveza fabricada en la cuenca del río Cape Fear, en Carolina del Norte. Ya se había informado de que la zona estaba contaminada con PFAS, y se encontraron altas concentraciones de una amplia gama de químicos eternos en la cerveza fabricada ahí. Esto significa que la contaminación de las fuentes de agua se reflejaba directamente en la composición de la bebida.
El equipo también halló una fuerte correlación entre la concentración de PFAS en el agua del grifo de cada región y la concentración en la cerveza elaborada en el mismo lugar. Esta sería la primera prueba del fenómeno en la cerveza comercial y expone una nueva vía de exposición a los químicos eternos a través de las bebidas alcohólicas.
Las fábricas de cerveza típicas disponen de equipos de filtración y tratamiento del agua. Sin embargo, su finalidad es ajustar los minerales y el pH para mejorar el sabor de la cerveza y no están diseñados para eliminar sustancias químicas como los PFAS. Por tanto, si el suministro local de agua está contaminado, los investigadores creen que el efecto se notará casi con toda seguridad en la cerveza.
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