Descubren un planeta errante que crece a 6,000 millones de toneladas por segundo, un récord astronómico

Astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) encontraron un planeta errante que rompió el récord histórico de crecimiento: cada segundo, este cuerpo situado a 620 años luz de la Tierra absorbe 6,000 millones de toneladas de materia.
Durante meses, los investigadores comandados por Víctor Almendros-Abad usaron el Very Large Telescope (VLT) de la ESO para analizar un objeto anómalo entre cinco y diez veces más masivo que Júpiter. Se trata de un planeta errante, nombre que reciben los gigantes gaseosos que no orbitan una estrella.
En pocos meses, el equipo observó que el exoplaneta (designado con el nombre Cha 1107-7626) crecía ocho veces más rápido que la tasa original calculada. También advirtió que seguirá aumentando de tamaño y que las ráfagas de crecimiento ocurren de manera recurrente.
“El objeto pasó de la inactividad en abril-mayo de 2025 a una fase de acreción fuertemente mejorada en junio-agosto de 2025. Los cambios de flujo de línea corresponden a un aumento de seis a ocho veces en la tasa de acreción de masa”, escribieron los autores de la investigación.
Como un mero ejercicio matemático, si la Tierra hubiera crecido al ritmo descomunal de Cha 1107-7626, habría alcanzado su masa actual en apenas 31,500 años, prácticamente un parpadeo en escalas cósmicas, mientras que en la realidad el planeta se formó a través de un proceso mucho más lento que requirió entre 30 a 100 millones de años.
¿De dónde vienen los planetas errantes?
Este hallazgo podría resolver parte del enigma sobre el origen de los planetas errantes. Dos hipótesis lideran el debate: pueden ser planetas expulsados de su sistema estelar por influencia gravitacional externa o son, en realidad, estrellas a medio nacer que nunca reunieron el suficiente material como para encender la fusión nuclear.
De acuerdo con el reporte publicado esta semana en The Astrophysical Journal Letters, Cha 1107-7626 absorbe gas y polvo ordenado en un disco de acreción a un ritmo titánico, similar a las “explosiones de crecimiento” de las protoestrellas. Los sensores del VLT también detectaron que el fenómeno se vincula con la actividad magnética del propio planeta, algo que hasta ahora solo se había observado en estrellas. Los autores se declararon sorprendidos, pues la evidencia demuestra que incluso los objetos de baja masa pueden generar campos magnéticos intensos.
“Los hallazgos indican que al menos algunos planetas errantes pueden compartir un camino de formación similar al de las estrellas”, escribió el ESO en un comunicado.
El descubrimiento es en sí mismo un logro técnico. Aunque los planetas errantes suelen superar en tamaño a Júpiter, no emiten señales lo bastante fuertes para que los observatorios terrestres los detecten con facilidad. Son cuerpos fríos y oscuros que los astrónomos apenas han aprendido a visualizar en los últimos años.
Para estudiar las características de este exoplaneta, el equipo primero utilizó el espectrógrafo X-shooter del VLT y luego confirmó la presencia del disco de acreción con datos del telescopio espacial James Webb.
Un artículo independiente publicado en 2011 en Nature concluyó que los planetas errantes podrían ser tan comunes, o incluso más, que los planetas ligados a estrellas. Esa conclusión implica que la Vía Láctea podría albergar miles de millones de estos cuerpos vagabundos, nacidos como los astros, pero incapaces, por razones aún desconocidas, de convertirse en uno.
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