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los ocho dragones que detectan los latidos de la tierra

Hace casi 2,000 años, durante la dinastía Han del Este de China, un erudito llamado Zhang Heng diseñó un artefacto que, según los registros históricos, podía detectar terremotos lejanos y señalar su dirección. De acuerdo con el Libro de Han Posterior, el dispositivo tenía un precisión «casi divina» y su nombre era Houfeng Didong Yi.

Este artefacto (una vasija ornamentada y rodeada por ocho dragones con bolas de bronce suspendidas, orientadas hacia bocas de sapos), desapareció repentinamente de los registros históricos, lo que hizo imposible que fuera replicado con exactitud. Ahora, un grupo de investigadores del Instituto de Prevención de Desastres de Hebei busca recuperar su funcionamiento y su lugar en la historia de la ciencia.

El dragón que predecía sismos

El profesor Xu Guodong encabeza el proyecto que busca recuperar tanto el mecanismo como el legado científico de Zhang Heng. Basándose en textos antiguos y en principios modernos de dinámica estructural, su equipo ha diseñado un modelo funcional del sismoscopio dividido en tres subsistemas: excitación, transmisión y cierre.

En el centro del aparato se encontraba un “pilar capital”, que no era una simple columna sino un péndulo anclado al suelo. Este amplificaba las vibraciones y, mediante un sistema de palancas, liberaba la bola del dragón que apuntaba hacia el origen del movimiento sísmico. Las simulaciones realizadas por el equipo sugieren que el dispositivo podía detectar desplazamientos tan pequeños como medio milímetro sin emitir falsas alarmas.

Ranas

Una máquina adelantada a su tiempo

Si las pruebas son correctas, el sismoscopio de Zhang Heng habría sido capaz de detectar el terremoto de Longxi en el año 138 d.C., a unos 850 kilómetros de distancia, cuando ni siquiera se sintió en la capital imperial, Luoyang. Según los registros, los funcionarios no creyeron al principio en la “voz del dragón”, pero días después llegaron mensajeros confirmando el desastre.

Los datos históricos respaldan esta historia: antes del invento, solo se registraron tres sismos locales en 85 años; después de su creación, los reportes aumentaron a 23 en apenas seis décadas. En una región considerada de baja sismicidad, eso representaba una revolución en la observación natural.

Zhang Heng
Zhang Heng

Zhang Heng, matemático, astrónomo y mecánico, no fue un inventor cualquiera. Además de dirigir el observatorio imperial, diseñó una esfera armilar capaz de mapear el cielo con precisión sorprendente. Sin embargo, su ingenio pudo costarle caro. En una época donde los desastres naturales eran interpretados como advertencias divinas, un artefacto capaz de “predecir” terremotos podía considerarse subversivo.

El rastro del sismoscopio se perdió entre guerras y caos político. Xu Guodong sospecha que el instrumento original y sus planos pudieron ser destruidos o guardados por familias aristocráticas que buscaban monopolizar su poder simbólico. Sea como fuere, su desaparición alimentó una leyenda que sobrevivió casi dos milenios.

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