La burbuja NFT: lecciones sobre valor y especulación en la era digital

Para 2023, el informe de DappGambl revelaría la magnitud del problema. El 96% de las aproximadamente 73.000 colecciones de NFTs analizadas habían visto evaporarse por completo su valor de mercado. Básicamente, el 95% de los NFT del momento no valían nada.
Inmediatamente se sintió el rechazo de la situación por parte de las grandes empresa tecnológicas. El marketplace de GameStop o la incursión de Meta en el espacio, se abandonaron progresivamente. Nike, que había adquirido el estudio RTFKT por cantidades no reveladas, reconoció pérdidas sustanciales al incursionar en el mundo NFT.
El estallido de la burbuja
Pero el colapso no fue meramente financiero, sino de confianza. Las acusaciones de lavado de dinero, manipulación de mercados y publicidad engañosa empañaron irreversiblemente la imagen de los NFTs.
Una demanda colectiva contra Yuga Labs, creadores de Bored Ape Yacht Club, alegó que numerosas celebridades habían participado en un esquema para inflar artificialmente los precios sin revelar lo que ellos ganaban. Aunque la demanda fue desestimada en octubre de 2024, el daño reputacional ya estaba hecho. Para algunos entusiastas, los NFTs se habían transformado de tecnología revolucionaria en sinónimo de especulación. Nuevamente, nos recuerda la historia de las punto com.
Sin embargo, lo cierto es que reducir la historia de los NFTs a su fase especulativa sería cometer el mismo error. Lejos de decir que el oro digital “ha muerto”, la tecnología ha seguido evolucionando hacia aplicaciones más pragmáticas y sostenibles. En América Latina, donde el acceso a los mercados de arte tradicionales sigue estando limitado por barreras geográficas y económicas, los NFTs han encontrado una nueva manera de aplicarse.
El nuevo horizonte de los tokens no fungibles
Plataformas como Crescite han desarrollado modelos que vinculan la web 3.0 con causas sociales y ambientales. En Brasil, escritores independientes han utilizado NFTs para proteger sus derechos de autor y establecer relaciones directas con sus lectores, evitando intermediarios tradicionales, incluso recientemente un juez envió una orden a través de esta tecnología para evitar que sea filtrada.
Además, en otros temas como el marketing y fidelidad, también suelen ser agregadores de valor. Como el uso de NFT para aficionados, en el caso de los equipos deportivos, o programas de beneficios para los asistentes a festivales de música, como el caso de Coachella, que vendió 1,000 entradas VIP que incluyen beneficios para próximas ediciones
Lejos de la lógica especulativa -y del tono de hacerse millonarios con esta tecnología-, se están desarrollando aplicaciones centradas en resolver problemas concretos: certificación académica, gestión de identidad digital, tickets para eventos antipiratería, y por supuesto, nuevos modelos para la economía creativa.
La lección, sin embargo, sigue siendo fundamental en estos tiempos de tanta euforia colectiva. El fenómeno demostró cómo la narrativa puede crear valor -o al menos la ilusión de valor- en la economía digital. La promesa de pertenecer a un club exclusivo, de apoyar a artistas emergentes o de participar en la vanguardia tecnológica resultó ser tan poderosa como los fundamentos técnicos.
Así que el valor que crearán los NFT en el futuro será más acercado a la realidad, y está lejos de terminar. De acuerdo con el último informe de DappRadar, las ventas de NFT en el segundo trimestre de 2025 alcanzaron cerca de 823 millones de dólares, un monto muy por debajo de los 4.000 millones de dólares que obtenidos en el mismo periodo del 2024.
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