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Los omega-3 no solo protegen el corazón, también ayudan a controlar la agresividad

Comer dos porciones adicionales de pescado a la semana no solo beneficiaría la salud del corazón, también ayudaría a mantener la calma más fácilmente. Un metaanálisis realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania sugiere que los omega-3 podrían disminuir los niveles de agresividad en personas de todas las edades, sin distinción de género. Los hallazgos refuerzan la hipótesis de que la alimentación puede influir en el comportamiento y el funcionamiento cerebral.

Los omega-3 son ácidos grasos presentes principalmente en pescados de agua fría, nueces, verduras de hoja verde y semillas de linaza y chía. Diversas investigaciones han vinculado este tipo de grasa poliinsaturada, que el cuerpo no produce naturalmente, con beneficios para la salud cardiovascular, cerebral y ocular. Además, se ha identificado como un posible recurso para prevenir la esquizofrenia.


Las personas que ven el entorno laboral como una jungla competitiva suelen justificar, perdonar y alentar jefes agresivos y antagónicos, de acuerdo a una investigación.


Adrian Raine, neurocriminólogo de la Universidad de Pensilvania, ha llevado a cabo múltiples ensayos clínicos en distintos países para determinar si los suplementos ricos en omega-3 pueden reducir la conducta agresiva. El especialista ha obtenido resultados alentadores en sus pruebas de laboratorio. Sin embargo, buscaba confirmar si su hipótesis contaba con respaldo en otros estudios.

En colaboración con su equipo, Raine analizó 35 muestras independientes provenientes de 29 ensayos controlados realizados en laboratorios distintos, publicados entre 1996 y 2024. En conjunto, estos estudios incluyen los datos de 3,918 participantes sometidos a pruebas de laboratorio con una duración promedio de 16 semanas. La información abarcó una amplia gama de grupos poblacionales, desde adolescentes de 16 años hasta adultos mayores de 60.

El análisis consideró únicamente investigaciones que midieron la agresión como variable de resultado, con el propósito de determinar si los omega-3 podían ayudar a reducir distintos tipos de agresión, especialmente la reactiva y la proactiva.

En todos los ensayos revisados, los investigadores observaron un efecto reductor leve pero significativo a corto plazo. Al promediar los resultados, los autores concluyeron que los omega-3 pueden disminuir hasta en un 28% las conductas agresivas, sin importar la edad, el sexo, el diagnóstico médico, la dosis ni la duración del tratamiento.

“Ahora existen pruebas suficientes para comenzar a implementar la suplementación con omega-3 para reducir la agresividad en niños y adultos, independientemente de si el entorno es la comunidad, la clínica o el sistema de justicia penal”, destaca el estudio publicado el año pasado en la revista Aggression and Violent Behavior.

Raine subraya que el consumo de omega-3 es económico, accesible y seguro, por lo que estos ácidos grasos deberían considerarse un recurso complementario para tratar la agresividad a corto plazo.

Los autores reconocen que aún es necesario ampliar la investigación para determinar si el efecto de los omega-3 sobre la conducta persiste con el tiempo o si la variación genética influye en los resultados.

No obstante, concluyen que “la suplementación con omega-3 debería contemplarse como complemento de otras intervenciones, ya sean psicológicas o farmacológicas, y que los cuidadores deben estar informados sobre sus posibles beneficios. Creemos que ha llegado el momento de implementar la suplementación con omega-3 en la práctica clínica”.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/los-omega-3-no-solo-protegen-el-corazon-tambien-ayudan-a-controlar-la-agresividad

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