Elisa Guerra sobre la IA: “La tecnología no viene a sustituir al docente, sino a apoyarlo como su asistente de enseñanza.”

Durante una conferencia reciente en la Universidad Tecnológica de Querétaro sobre los modelos educativos que integran nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), la maestra Elisa Guerra preguntó a los estudiantes en la sesión si utilizaban la IA todos los días. La mayoría levantó la mano.
“Efectivamente, las tecnologías ya están entre nosotros. Los jóvenes emplean estos sistemas casi a diario. Entonces, la pregunta no es si la tecnología va a sustituir a los maestros. La pregunta que todo el mundo debería hacerse es si va a sustituir a los alumnos o a sus cerebros”, subrayó la docente mexicana, quien tiene una maestría en Estudios especializados de educación por la Universidad de Harvard y es coautora del libro La enseñanza en la cuarta revolución industrial (Pearson, 2019), que aborda los dilemas éticos sobre la educación en el futuro.
Elisa Guerra (nombrada ‘Mejor educadora en América Latina’ por el Banco Interamericano para el Desarrollo en 2015) fue invitada a Corea del Sur en diciembre del año pasado como parte del grupo que compone la Comisión Internacional de la UNESCO que elaboró el reporte global ‘Reimaginar nuestros futuros juntos: Un nuevo contrato social para la educación’. La República de Corea es el primer país que integra la inteligencia artificial en todas sus escuelas a partir del tercer año de primaria. El objetivo era visitar una de sus instituciones piloto, a las afueras de Seúl.
El ambicioso proyecto, que cuenta con un presupuesto de 70 millones de dólares, comenzó a implementarse con libros de textos digitales en áreas como matemáticas y, poco a poco, ha ido incorporándose en otras materias.
“A grandes rasgos, ellos lo ven como un modelo que ayuda a dividir labores. La tecnología no viene a sustituir al docente, sino a apoyarlo como su asistente de enseñanza. Delegarían la base de los conocimientos a estos desarrollos, y la parte de la metacognición, del análisis y de la aplicación de esos conocimientos o de la creatividad es de la que supuestamente se encargarían los maestros, una vez liberados de todo el peso académico-burocrático”, explicó la escritora de más de 25 libros y protagonista del documental México: El poder de la educación temprana.
La IA: tu nuevo tutor
En Corea del Sur, los jóvenes están considerablemente expuestos a los riesgos de desarrollar problemas de inteligencia emocional por la carga académica y el exceso de horas que dedican al estudio, aunado a la presión de competir por un lugar en las universidades más prestigiosas. “Entonces dicen que con la inteligencia artificial van a liberarlos, dejándoles más tiempo para su diversión y ocio”, añadió Guerra.
Según la agencia de estadísticas del país asiático (Statistics Korea), el suicidio es la principal causa de muerte entre los surcoreanos de 10 a 49 años de edad. “Parte de la culpa reside en una cultura que prioriza el éxito académico y profesional, y crea un sistema particularmente exigente y competitivo que genera estrés, aislamiento e insatisfacción. Los exámenes para ingresar a las escuelas de élite se realizan incluso desde los 4 y 7 años, y alrededor de la mitad (el 47.6%) están inscritos en escuelas o cursos de preparación. Cerca de la mitad de los niños no duermen un número suficiente de horas y sufren fatiga crónica”.
La IA sería empleada como una suerte de tutor, capaz de acompañar a los estudiantes sin que dependan de un horario tan estricto y permitiéndoles mayor flexibilidad durante las tardes. “En dos años nos prometieron que contarían sus avances», explica Guerra. «Mientras tanto, establecen un programa más coordinado, comparado con otros lugares, como Latinoamérica, donde se da de forma más orgánica, pero también donde nos empezamos a preguntar quién realmente hace las tareas”.
Hacia una “alfabetización tecnológica”
Aunque hoy se dedica a dar conferencias en el mundo, el trabajo dentro del aula es fundamental para la maestra Guerra. Por eso, insiste en la importancia de repensar el tipo de actividades que los maestros proponen a los jóvenes, “porque si pedimos algo que la inteligencia artificial ya puede hacer, ahí nos quedamos. Estamos desaprovechando los cerebros y la capacidad de los estudiantes”, subrayó.
Ante los hábitos que desencadenan las tecnologías, la educación tradicional y sus maestros se enfrentan a dilemas profundos que abren la puerta a nuevos debates, sin dejar de lado las cuestiones esenciales del aprendizaje. Hay estudios, como el que recientemente publicó el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), que exploran una posible disminución de las habilidades de aprendizaje por el uso de grandes modelos de lenguaje como ChatGPT. En definitiva, el grupo que se valió de este sistema “obtuvo peores resultados en todos los niveles: neuronal, lingüístico y de puntuación”.
La realidad es que una gran mayoría de estudiantes ya han hecho de estas aplicaciones, que todavía funcionan bajo ensayo y error, parte de su vida. Guerra propone construir políticas que regulen a tiempo los desarrollos y contribuyan a la creación de una “alfabetización tecnológica”, para que las personas reciban formaciones y sean más conscientes de los riesgos. “En este caso,» resalta, «las escuelas juegan un papel trascendental en su misión de formar personas no solo capaces, sino profundamente humanas”.
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