Cinco cosas muy extrañas que hace 3I/ATLAS y la explicación científica detrás de cada una

En 2025 la Tierra recibió a 3I/Atlas, el tercer objeto interestelar del que se tiene registro en toda la historia. Los astrónomos recopilaron datos desde su descubrimiento hasta su perihelio y confirmaron que se comporta como un cometa. Uno muy raro que es ajeno a nuestro sistema solar, pero de origen natural, a fin de cuentas.
Hasta ahora, 3I/Atlas ha presentado al menos 10 anomalías que no encajan con los modelos predictivos de comportamiento cometario. En otras palabras, los astrónomos observaron características que están ausentes en otros cuerpos congelados locales. La mitad de estas anomalías son verdaderas rarezas en el campo, como su velocidad, doble cola, aceleración no gravitatoria, variaciones de color o incluso la coincidencia con la región de origen de la famosa señal de radio Wow!.
Astrofísicos como Avi Loeb han retomado esas anomalías como bandera para afirmar que todavía no sabemos todo sobre 3I/Atlas. Mientras no existan más datos que las expliquen, la hipótesis tecnológica (aquella que dice que estamos viendo una nave espacial y no un cometa) debería seguir sobre la mesa, incluso cuando tiene pocas probabilidades de confirmarse. Además, sostienen que la predisposición a ver cometas podría estar sesgando la interpretación de cualquier otro objeto celeste.
¿Por qué la hipótesis natural de 3I/Atlas predomina?
La mayoría de los científicos siguen una brújula metodológica llamada principio de parsimonia. Este principio indica que, cuando varias hipótesis explican un fenómeno, se debe optar por la que requiere menos supuestos adicionales para preservar la eficiencia lógica. También es apodada la regla de “la explicación más simple suele ser la correcta”, aunque depende siempre de cuánta evidencia exista sobre el fenómeno. A veces conduce a resultados obvios, como las estaciones del año o la confirmación de un meteorito, y otras a conclusiones contraintuitivas, como el movimiento de la Tierra alrededor del Sol o la existencia de microbios.
El principio de parsimonia también puede aplicarse para las anomalías de 3I/Atlas. Aunque cada evento parece extraordinario de forma aislada, en conjunto tienen una explicación natural probable y consistente, alejada de la hipótesis tecnológica, que introduce más supuestos. Por ello enlistamos las principales conductas extrañas que ha mostrado y su probable explicación científica. Algunas se aclararán o confirmarán a medida que el objeto se acerque a su punto más cercano a la Tierra, el próximo 19 de diciembre.
3I/Atlas brilló abruptamente y se volvió azul cuando se acercó al Sol
Esta anomalía es una de las favoritas de las personas que prefieren la hipótesis tecnológica pues permite pensar que 3I/Atlas “encendió un motor” para aprovechar la asistencia gravitacional del Sol. Sin embargo, el incremento en el brillo de los cometas usualmente es señal de fragmentación o estallidos producto de la cercanía con una estrella. El azul del brillo puede explicarse como una clase de polvo que dispersa más ese tono.
Ahora mismo hay quien teoriza que ese enorme brillo observado en el objeto es evidencia de que se fragmentó. Si ocurrió así, 3I/Atlas siempre fue un cometa. En las próximas semanas la hipótesis quedará más clara.
Aceleración no gravitacional sin evaporación
La NASA confirmó que el objeto se desvió ligeramente al acercarse al Sol de una forma que la gravedad por sí misma no explica. Esta aceleración resulta común en cometas: al sublimarse, los hielos expulsan material y generan un empuje, como si la roca tuviera sus propios cohetes de propulsión.
Según la anomalía, 3I/Atlas se movió demasiado en comparación con la cantidad de gas o materia visible. La hipótesis tecnológica sugiere un motor; la explicación natural indica que los restos sí existen, aunque por la enorme distancia, los instrumentos no lo detectaron, como ocurrió con el primer objeto interestelar, ‘Oumuamua. Los científicos se inclinan por esta última explicación.
Para ser un cometa, tiene muy poca agua
Los análisis preliminares revelaron que la cola de 3I/Atlas contiene solo un 4% de agua en masa, frente al 80% típico de otros cometas. Esta anomalía confirma que se trata de un cuerpo distinto a cualquier otro generado en el sistema solar, pero no contradice la hipótesis natural. No todos los hielos de los cometas son agua: según los modelos de formación planetaria, los cuerpos congelados pueden contener dióxido de carbono, monóxido de carbono o metanol.
Recientemente, un estudio del radiotelescopio Meerkat halló una firma de radical hidroxilo (OH) en el cuerpo. Esa detección confirmó la presencia de agua en otra forma. Además, el OH funciona como firma estándar para identificar cometas, lo que refuerza la evidencia de que 3I/Atlas es uno.
“Tiene una cola rara, de hecho, tenía dos”
Esta anomalía es una de las más fascinantes para los astrónomos. 3I/Atlas mostró dos colas, una de ellas una “anticola” que parecía apuntar hacia el Sol. Las comas y colas revelan que su composición es extraordinariamente distinta a la de cualquier cometa del sistema solar.
Las anticolas son raras, pero ya se han visto antes. Se les atribuyen a partículas volátiles grandes que se agrupan enfrente del cometa gracias a la radiación solar. El objeto interestelar está pulsando partículas de distintos tamaños, unos forman la cola tradicional de los cometas y otros la coma inversa. La anomalía sigue siendo coherente con la física cometaria conocida.
Viene del mismo lugar que la señal “Wow!”
La señal Wow! es una de las historias favoritas de aquellos que buscan vida inteligente extraterrestre. Es una señal de radio que llegó en 1977 desde el espacio profundo con un patrón nunca antes visto. Durante décadas se le atribuyó como una de las principales tecnofirmas a investigar, aunque nunca se confirmó. 3I/Atlas parece provenir de una región cercana a la zona de origen de la señal, lo que alimenta la intriga sobre su naturaleza tecnológica.
Un equipo de científicos propuso recientemente que la señal Wow! tuvo un origen natural: nubes frías y compactas de hidrógeno amplificaron la señal de radio de una estrella de neutrones. Imagina que una guitarra eléctrica cósmica de pronto recibiera la asistencia de un amplificador. La investigación sobre estrellas compactas y superradiancia ha crecido en los últimos 50 años, por lo que la hipótesis tecnológica de Wow! hoy tiene poco o nulo respaldo científico.
Mientras tanto, 3I/Atlas proviene de una región extensa del firmamento que apenas coincide con la de «Wow!». La coincidencia es tan pequeña que los científicos descartan un vínculo.
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