La Tierra colisionó con un planeta gigante hace eones. Un análisis muestra que vino de un lugar inesperado

La hipótesis del Gran Impacto sostiene que hace 4,500 millones de años un planeta del tamaño de Marte (conocido como Theia) chocó contra una proto-Tierra y originó el mundo y la Luna que hoy conocemos. ¿Pero de dónde vino? Una investigación reciente afirma que ese planeta era prácticamente vecino de la Tierra: nació en una región cercana al Sol, donde también se formaron Venus y Mercurio, y no en los confines del sistema solar, como se había teorizado, donde abundan los cuerpos congelados.
Un equipo de científicos analizó rocas lunares, terrestres y meteoritos para comparar sus firmas químicas y aproximarse a sus orígenes en el disco protoplanetario. En su balance final, publicado en la revista Science, concluyeron que tanto la Tierra como la Luna se formaron en el sistema solar interno.
¿Y qué tiene que ver Theia?
La colisión entre Theia y la Tierra —el evento gigante que habría dado origen a la Luna— es una hipótesis ampliamente aceptada, pero no está demostrada de manera absoluta. Sin embargo, la evidencia acumulada a favor es muy robusta y hoy es el modelo dominante para explicar tanto la formación de la Luna como ciertas características químicas y dinámicas de la Tierra primitiva. COn todo, todavía no han encontrado rastros físicos directos de Theia. La idea del impacto surgió cuando los investigadores estudiaron las primeras muestras de rocas lunares y descubrieron que eran isotópicamente indistinguibles de las que se encuentran en el manto terrestre. Quedo evidenciado que ambos cuerpos comparten un origen común o, en otras palabras, que la Luna provenía literalmente de la subcapa de planeta que orbita.
Desde entonces, el gran reto consistió en identificar el evento que provocó la separación abrupta de material terrestre. Un choque cósmico resultó ser la opción más probable. Varios modelos de impacto planetario coinciden en que la Luna solo pudo existir porque hace 4,500 millones de años un planeta con una masa similar a la de Marte impactó contra una joven Tierra. Los científicos llamaron a ese cuerpo Theia.
Ahora mismo hay un extenso debate para identificar cuál es la proporción de materia de Theia que permanece dentro de la Tierra y la Luna. La lógica de la búsqueda es simple, aunque difícil de aplicar: las rocas del manto terrestre mezclan materiales de dos cuerpos distintos y, por lo tanto, deberían mostrar firmas químicas diferentes atribuibles a su lugar de origen, como si fueran huellas dactilares.
Las rocas dicen que nacieron cerca del Sol
Los sistemas estelares muestran ahora una estructura más clara. Los cuerpos rocosos suelen formarse cerca de las estrellas, mientras que los gigantes gaseosos y los cuerpos congelados se agrupan en las zonas externas. Cuando los materiales se crean en un disco protoplanetario, graban “patrones” en sus átomos que los químicos llaman isótopos. Estos permiten conocer la edad y la ubicación de una roca espacial. Por ejemplo, los científicos usan el magnesio para determinar con precisión cuándo comenzaron a formarse las primeras rocas sólidas en el sistema solar.
En su estudio, los investigadores analizaron los isótopos de hierro de 15 rocas terrestres y seis muestras lunares. Mediante un proceso que ellos mismos llaman “ingeniería inversa de un planeta”, calcularon cuánto de ese material pertenecía al hipotético cuerpo. Concluyeron que Theia y la mayoría de los materiales que constituyen la Tierra se originaron muy cerca del Sol. Según sus cálculos, Theia probablemente nació en una región más próxima a la estrella.
El reporte tiene amplias implicaciones. Una de las principales es que contradice otras investigaciones que describen a Theia como un planeta con abundante agua formado en los bordes del sistema solar. Esa hipótesis sugiere que la proto-Tierra era bastante seca y solo obtuvo moléculas de agua gracias al impacto de ese cuerpo. Sin embargo, si Theia nació cerca del Sol, las probabilidades de que contuviera agua disminuyen.
La historia de Theia y la proto-Tierra llevará tiempo en aclararse. De momento, los investigadores siguen juntando las piezas de este rompecabezas que recuerda lo vinculado que están los planetas y lunas dentro del sistema solar.
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