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La serie de ciencia ficción que quiso ser la nueva franquicia de Netflix, pero terminó en uno de los más grandes fraudes del streaming

Hace algunos años, Netflix apostó por la realización de una serie de ciencia ficción con la que la compañía quedó maravillada. Aunque entre los ejecutivos se perfiló como un posible gran hit, lo interesante de ella no es ni su sinopsis ni su elenco, sino la odisea y consecuencias detrás de la misma. Hablamos de Conquest.  

Si el título no te suena familiar es porque en realidad esta serie nunca vio la luz. Ni la verá. Se trata de un proyecto al que se le destinaron cerca de 55 millones de dólares de presupuesto, incluida la promesa de ser la próxima gran franquicia de la plataforma. Una idea prometedora, pero que terminó en todo lo contrario: uno de los grandes fraudes del streaming.

De acuerdo con The New York Times, Netflix se hizo con los derechos del proyecto concebido por Carl Erik Rinsch. Este director solía dedicarse a la realización de comerciales para distintas marcas, pero se encontró bajo la mira de grandes estudios al colaborar para Ridley Scott Associates. Incluso se perfiló como posible candidato para dirigir un filme de la saga Alien.

Su carrera despuntó en 2010 y solo tres años después por fin estuvo al frente de su primer largometraje. Con Keanu Reeves en el protagónico, estrenó 47 Ronin: La Leyenda del Samurai bajo su firma, pero fue un completo desastre tanto en crítica como en taquilla con sus apenas 151 millones de dólares de recaudación. El año crucial llegó en 2018

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Imagen: Spinof

A pesar de estrepitoso debut, Netflix le dio el visto bueno para llevar a cabo Conquest. Tras adquirir los derechos de la historia por poco más de 61 millones de dólares, la compañía le otorgó a Rinsch absoluto control creativo sobre su obra. Esto incluyó los derechos de edición y la posibilidad de futuras temporadas y hasta spin-offs. El gran error: confiar del todo

Como recaban desde Sensacine México, la trama planteaba una distopía futurista en la que un genio logra crear una especie de robots humanoides bautizada como Inteligencia Orgánica. Su objetivo era realizar tareas humanitarias alrededor del mundo, pero cuando las personas se dan cuenta de la verdadera naturaleza de estos seres, se da un giro caótico. 

Con una planeación temprana para 12 episodios, el desarrollo fue más tortuoso que el posible viaje de los protagonistas. Para empezar, explican que durante las grabaciones en São Paulo, Brasil, Rinsch mantuvo un comportamiento polémico, seguido de constantes retrasos en tiempos de entrega. El problema se agravó con la llegada del coronavirus y el director aún con dos versiones para el guion

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Imagen: Spinof

En 2021, Netflix colmado de paciencia y sin nada de por medio como para sacar adelante la producción, decidió cancelar la serie. Pero el problema no acaba ahí. Resulta que de los 55 millones que le dieron a Rinsch para realizar Conquest, 11 millones terminaron en cuentas personales del director, así como inversiones en la bolsa y criptomonedas.

Además, según informa Los Ángeles Times, se le acusó a Rinsch de que utilizó el dinero del gigante del streaming para comprarse al menos cinco autos Rolls-Royce, un Ferrari, relojes, ropa de diseñador y hasta sábanas de lujo. Por si fuera poco, también lo destinó para pagar sus tarjetas de crédito e incluso en abogados para su divorcio.

Así, el fracaso de Conquest es un ejemplo de que aún dentro de una de las empresas de entretenimiento más grandes del mundo se pueden dar casos tan polémicos como este. El público nunca verá la serie, pero muchos la recordarán uno de los mayores desastres de producción. Rinsch fue declarado culpable de fraude electrónico y lavado de dinero.

Imagen | Spinof

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