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Raves extremos en el metaverso: 60 horas de baile, placeres virtuales y sustancias psicodélicas o cómo la tecnología está redefiniendo la diversión digital

WIRED platicó con 12 personas inmersas en la escena, desde personas trans que se sienten más seguras en las fiestas de realidad virtual, hasta introvertidos y personas mayores que la encuentran más acogedora. O’Rourke y otros entusiastas afirman que han conseguido sesiones maratonianas de baile cargadas de drogas, todo ello sin el estrés de las noches de discoteca tradicionales.

O’Rourke, introvertido y acomplejado por su 1,70 de estatura, co-organiza una fiesta llamada Euro-Corp, que se asemeja al espacio de un club tradicional, con una estrecha pista de baile de aspecto de madera y una cabina de DJ que lo domina todo. Dice que dedica tantas horas –casi 1.800 al momento de escribir estas líneas– porque cree que ahora es el «momento cumbre» de la escena. «Cuando la gente eche la vista atrás dentro de 10 o 20 años, dirá que ahora es el momento. Por eso estoy tan de fiesta».

Pero admite que a veces se excede. «Accidentalmente tomé una dosis heroica [de setas] y fue un poco desastrozo», dice sobre un viaje en marzo de 2024 durante el cual no podía distinguir entre sus alucinaciones y el mundo de la RV. “No he vuelto a tomar setas desde entonces porque fue un poco pesado”. Desde ese momento decidió que la ketamina «hace más sinergia con la RV» porque aumenta los niveles de inmersión para que la realidad virtual sea más real.

Otros, como Heelix, un DJ de RV de 61 años de Berlín que ha pasado casi 5.000 horas –el equivalente a 200 días– en RV, luchan por controlar la bebida. «Creo que es un poco peligroso», afirma. “He visto a gente que se pasaba de la raya y [sus avatares] desaparecían de repente”. Otro promotor de fiestas de RV dice: “Debido al casco, no te das cuenta de lo borracho que estás hasta que te lo quitas”. Un fiestero dice que ha tenido amigos que han necesitado un lavado de estómago tras sesiones maratónicas de bebida en VRChat.

Pero los individuos socialmente torpes, los hogareños y las personas LGBT dicen a WIRED que los raves de RV son espacios seguros y surrealistas donde, a través de sus avatares, la gente puede metamorfosearse en cualquier forma que deseen.

Ru, una mujer trans de la zona rural de Ohio que trabaja como enfermera, dice que VRChat le proporciona un entorno más seguro que el que podría encontrar en la vida real. «Me agreden sexualmente con mucha menos frecuencia», dice Ru, de 48 años, que no quiso utilizar su nombre real por motivos profesionales. «Soy una mujer trans y vivo en medio de un estado rojo. A veces no quieres ir a ese local y lidiar con toda esa mierda». Además, dice que la música que tocan los DJ de VRChat es mejor que la de los clubes de Ohio a los que ha ido. «La música es increíble», cuenta. «Ve a escuchar a tu gente local y luego ven a cualquier club al azar en VR, te vas a sorprender de que tus DJs locales apestan». El club virtual de Ru, Kaleidosky, parece el interior de un caleidoscopio que cambia de forma, que dobla las leyes de la física con todas las visiones fractales de un viaje de DMT. Su éxito con la realidad virtual como DJ la ha llevado incluso a actuar en Japón, aunque no como cabeza de cartel. «Mi vida se ha ampliado de formas que apenas puedo relatar», dice, “todo gracias a la RV y a cómo reúne a todas estas personas diferentes e inmensamente creativas”.

Los influencers generados por IA a partir de imágenes robadas de creadores de contenidos para adultos de la vida real están inundando las redes sociales.

Luna, una raver de RV de los Países Bajos, sufría de mala salud mental, estaba desempleada y socialmente alienada cuando entró por primera vez en VRChat a los 19 años, en 2022. «Estaba muy deprimida», recuerda. “No tenía trabajo, no tenía amigos de verdad, estaba atrapada en casa”. Pero, como a muchos antes que a ella, descubrir el raving lo cambió todo. «Era como una forma de experimentar cosas nuevas, mundos nuevos», dice. «Me encantó al instante». Ha salido tanto de fiesta desde el salón de su casa que sus vecinos se han quejado. “Puedo bailar como una loca”.

Al igual que en el mundo físico, Luna ha creado un grupo de amigos gracias a sus encuentros en los raves de RV. Ahora beben juntos antes de salir los fines de semana en RV, y a veces incluso toman MDMA en grupo, desde sus silos individuales. Su primer viaje se produjo en sus primeros meses de rave en RV, cuando una amiga suya de Australia le dijo que iba a tomar la droga que induce euforia, y su compañero raver Benji, que también vive en los Países Bajos, se ofreció a enviarle por correo una dosis de una versión legal de MDMA a su casa. Más tarde, en una rave presencial organizada por un club de RV, conectó con Benji; ahora son pareja desde hace dos años y medio, y él va mucho menos a la RV.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/la-gente-que-se-volvio-adicta-a-los-raves-de-realidad-virtual

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