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Este collar con IA quiere ser tu amigo, si lo aguantas

Schiffmann vino a la oficina de WIRED a principios de agosto para dejarnos dos collares Friend, uno para cada uno de nosotros: Kylie Robison y Boone Ashworth, redactores de WIRED.

Schiffmann parece estar bien, en comparación con las últimas veces que hablamos con él. Cuando anunció por primera vez Friend, nos contó que se le había ocurrido la idea de un compañero de IA mientras viajaba solo y buscaba compañía. Schiffmann se presenta ahora como una persona mayor, más sabia y con más experiencia que cuando presentó por primera vez el collar Friend (tiene ahora 22 años). Se ha dejado crecer el pelo y se ha dejado barba, y parece tener más contactos personales en la vida real que cuando creó la idea de Friend. En nuestra reunión, nos pidió que no sacáramos de la caja los dispositivos delante de él porque está enamorado de alguien y quiere que la primera vez que vea un Friend saliendo de la caja sea con ella.

Schiffmann dice que la personalidad del Friend refleja una visión del mundo cercana a la suya, la de un hombre de veintipocos años. Pero Schiffmann puede ser descarado, sarcástico y despreocuparse de los comentarios críticos, y parece que esa actitud se ha trasladado al dispositivo al que ha infundido su esencia. En esta era de chatbots empalagosamente serviles, podría parecer refrescante interactuar con un compañero de IA que no sea infaliblemente adulador. Pero el Friend va a menudo en la dirección contraria. A veces, su tono resulta obstinado, prejuicioso y francamente condescendiente.

Probamos nuestros dos colgantes Friend durante un par de semanas, llevándolos con nosotros mientras pasábamos el día por separado, hablando con ellos y conociendo su funcionamiento. Aunque nuestras experiencias fueron muy diferentes, los dos nos quedamos con la sensación de que nuestros nuevos Friends eran un verdadero fastidio.

La experiencia de Kylie

Cuando abrí la caja de Friend, me acordé de cuando abrí mi primer iPod. Según Schiffmann, el diseño se inspiró en el reproductor de audio de Apple y el Zune de Microsoft, con notas inspiradas en el álbum Pablo Honey de Radiohead. Dentro de su caja blanca, el colgante Friend brillaba bajo un trozo de papel de pergamino. Llegó casi muerto y tuve que cargarlo antes de poder usarlo. Nuestra primera interacción fue un sonido que me avisaba que le quedaba poca batería.

No pude encontrar entornos satisfactorios para poner a prueba el Friend siempre a la escucha; la preocupación por las escuchas digitales lo convertía en una apuesta demasiado arriesgada. No podía llevarlo a las reuniones con mis editores y me resultaba incómodo preguntar a los responsables de comunicación si podía llevarlo a una charla de café. Dios me libre de usarlo en una llamada con una fuente».

Según la declaración de privacidad de Friend, la startup «no vende datos a terceros para realizar marketing o perfiles». Sin embargo, puede usar esos datos para investigación, personalización o «para cumplir con las obligaciones legales, incluidas las del GDPR, la CCPA y cualquier otra ley de privacidad relevante.» En otras palabras, hay toda una letanía de formas en las que las conversaciones privadas que mantengo con la gente podrían salir al éter.

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Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://es.wired.com/articulos/este-collar-con-ia-quiere-ser-tu-amigo-si-lo-aguantas

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