El día que perdimos siglos de avance científico y tecnológico, todo por unos monjes que borraron un libro de Arquímedes

Siglos de avances científicos perdidos por error de unos monjes. ¿Recuerdas el caso de la biblioteca de Alejandría? Ese incendio destruyó cientos, si no miles, de pergaminos que contenían valioso conocimiento histórico. Tiempo después ocurrió un caso similar, que sirve de ejemplo sobre cómo la Iglesia fue responsable de que ciertas bases matemáticas, aplicadas hoy en la ingeniería moderna, hubieran estado al alcance del saber humano desde hacía siglos.
«El método de los teoremas mecánicos». Por allá del siglo II a. C., el destacado matemático, físico e ingeniero Arquímedes desarrolló un documento en el que se explicaron los principios de la mecánica para descubrir propiedades de figuras geométricas, como áreas, volúmenes y centros de masa. Tras establecer cómo funcionan las palancas y el equilibrio se dio origen al Palimpsesto de Arquímedes.
Matemática combinatoria. Fue en ese escrito que se plasmaron aproximaciones y cálculos que se descubrieron hasta principios del siglo XVII tras el desarrollo del Teorema Fundamental del Cálculo por parte de Isaac Newton y Gottfried Leibniz. En otras palabras, un rezago científico de cientos de años. Si lo ponemos en perspectiva, Arquímedes sentó las primeras ideas para calcular el centro de gravedad de figuras.
Distancia entre puntos. Así, se establecieron cálculos aplicables al paralelogramo, el triángulo y el trapecio aplicables hoy en día. Y si bien eran primitivos, fueron los primeros pasos para problemas más complejos como el diseño de estructuras sólidas para puentes o rascacielos. De igual manera propuso el clásico: «cuánto tarda un coche en viajar del punto A al punto B«.
La pérdida. Ahora bien, conozcamos la historia sobre cómo todos estos conocimientos se perdieron. Para ello nos debemos remontar al siglo XIII cuando unos monjes lo tomaron de un convento cristiano. Estas personas deshicieron el documento y lo combinaron con hojas de otros seis libros a su disposición. Reciclaron las páginas para prensarlas y utilizarlas para redactar un libro de salmos cristianos.
Conocimiento a la deriva. Básicamente, plasmaron sus propios cánticos sobre las ideas de Arquímedes dada la escasez de papel. No fue hasta el año 1906 que un filólogo danés estudió estos manuscritos hasta darse cuenta que la obra en sus manos eran los escritos perdidos de Arquímedes. Su nombre: Johan Ludvig Heiberg. Lastimosamente, su trabajo se interrumpió con el inicio de la Primera Guerra Mundial.


Décadas de espera. Si de por sí pasaron siglos para que el texto de Arquímedes volviera a ver la luz, fue hasta 1998 cuando otra vez fue objeto de estudio. Tras haber sido comprado por un magnate quien destinó dos millones de dólares, el manuscrito se donó al The Walters Art Museum en Baltimore, Maryland.
Gracias al uso de luz ultravioleta, infrarroja y rayos X, los científicos lograron revelar el texto matemático oculto en el pergamino. Por medio de estos procesos, se reveló que el documento albergó siete tratados de Arquímedes, así como discursos del orador ateniense Hiperides y un comentario sobre las Categorías de Aristóteles, que datan del siglo I a. C.
Después de una larga travesía, finalmente se abrió la puerta para recuperar los saberes que permanecieron perdidos durante más de dos mil años. Lastimosamente, nunca sabremos cómo sería la ingeniería moderna si es que se hubieran aplicado desde aquel entonces. Y claro, sin la interrupción de los monjes que destruyeron el libro original.
DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://www.xataka.com.mx/otros-1/dia-que-perdimos-siglos-avance-cientifico-tecnologico-todo-unos-monjes-que-borraron-libro-arquimedes