México reconoce el impacto ambiental del Tren Maya pero los estudios que lo detallan no serán públicos hasta 2028

A pesar de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha reconocido múltiples afectaciones a cenotes, cavernas y selvas en la península de Yucatán debido al Tren Maya, la dependencia mantiene bajo reserva la información técnica que detallaría la magnitud real del daño. El tema no solo expone opacidad gubernamental, sino también la desconexión entre los compromisos ambientales y la forma en que se ejecutan las obras del megaproyecto.

Según un reporte de El Universal, la Semarnat se negó a entregar documentos técnicos que describen los daños ecológicos del Tramo 5 del Tren Maya y alegan que toda la información está clasificada como de seguridad nacional desde 2023. La dependencia respondió así a una solicitud de transparencia que buscaba auditorías, estudios de calidad del agua o dictámenes ambientales relacionados con cenotes, cavernas y acuíferos entre Cancún y Tulum.

La secretaría argumentó que, bajo la resolución interna 401/2023, los archivos permanecerán reservados hasta 2028. Esta clasificación se sostiene en un decreto federal que declaró al Tren Maya como infraestructura estratégica, impidiendo la difusión de los dictámenes que respaldan las afectaciones reconocidas públicamente por la propia Semarnat el pasado 6 de octubre.

El Universal también reportó que la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental afirmó no haber elaborado ningún monitoreo, auditoría o estudio propio para evaluar la calidad del agua en la zona y reducen toda la información disponible a las Manifestaciones de Impacto Ambiental, documentos que no incluyen análisis específicos.

Daños admitidos, pero sin documentos públicos que los expliquen

La Semarnat reconoce daños, pero mantiene bajo resguardo la evidencia técnica. Según Político MX, durante su comparecencia ante la Cámara de Diputados, Alicia Bárcena confirmó que la construcción del Tramo 5 Sur afectó directamente ocho cenotes y cavernas, dentro de los cuales incluso se detectó concreto utilizado durante la obra.

Además, la secretaria señaló que el proyecto aún tiene pendientes el 95% de las condicionantes ambientales impuestas, lo que subraya la gravedad de las afectaciones y el rezago en su mitigación.

El Imparcial reportó a inicios de octubre, que cada semana un grupo interinstitucional revisa permisos ambientales y supervisa trabajos de limpieza y retiro de concreto, admitiendo una vez más que la fragilidad del sistema kárstico ha sido comprometida.

Un megaproyecto con historial de deforestación y daños ya reconocidos oficialmente

El manejo de la información contrasta con lo que, meses antes, el propio gobierno había admitido en otros foros. Como anteriormente reportamos en Xataka México, entre 2019 y 2023 el Tren Maya implicó la tala de más de siete millones de árboles y afectó al menos 125 cenotes y cavernas naturales en la región. En el Tramo 5 Sur, particularmente, se estima la pérdida de 3.6 millones de árboles.

Alicia Bárcena incluso anunció un plan de restauración “integral” para mitigar los daños, aunque sin fechas ni presupuesto definido. Funcionarios de Semarnat han insistido en que “tiene que pagar quien hizo la obra”, pero tampoco se han precisado mecanismos de responsabilidad. El plan propuesto incluye reforestación comunitaria, retiro de mallas que impiden el paso de fauna, restauración de manglares y la posible declaración del sistema de cenotes de Quintana Roo como reserva de la biosfera.

Colectivos como Sélvame del Tren, que desde 2022 denunciaron el impacto ambiental, han señalado que el reconocimiento gubernamental “les da la razón”, pero la reserva de información profundiza la desconfianza. Entre las preocupaciones principales está la falta de transparencia respecto al daño estructural en cavernas y al riesgo para el acuífero, la fuente de agua más importante del sureste mexicano.